Editorial

Editorial: Fútbol femenino después del llanto y los abrazos

Las futbolistas costarricenses viven de sus aspiraciones, sin un salario que permita dedicación exclusiva al deporte. El entrenamiento, el descanso, las terapias de recuperación y la alimentación requerida por un deportista profesional tampoco están garantizados

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Costa Rica se abrazó con Alexandra Pinell en el festejo del gol, consoló a la guardameta Génesis Hernández cuando lloró por los tantos recibidos, ovacionó el espíritu de lucha de las jóvenes seleccionadas y siguió su camino. Terminó el Mundial Sub-20, se fue el trofeo hacia España y se dispersó el público que abarrotó las graderías del Estadio Nacional. Quedó el fútbol femenino, de grandes conquistas sociales y deportivas recientes, aunque todavía insuficientes.








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