Los periodistas María Ressa, de Filipinas, y Dmitri Murátov, de Rusia, fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz 2021. El comité noruego reconoció sus esfuerzos por salvaguardar la libertad de expresión, ingrediente indispensable de la democracia y la paz. También, señaló la sistemática violación de la libertad de prensa en los países de los galardonados y destacó su valiente función de contrapeso y vigilancia del ejercicio de poder.
A 75 años de nuestra fundación como medio independiente, quienes laboramos en «La Nación» reiteramos el compromiso con esos valores, definitorios de nuestro derrotero: ser una tribuna libre, desde donde los ciudadanos defendamos los más altos intereses nacionales.
A lo largo de esos 75 años, este diario procuró ser «el defensor de nuestro sistema democrático y de los derechos humanos, el iniciador de innumerables campañas de bien público, el propulsor de la cultura en todas sus manifestaciones, el abanderado de todas las buenas causas y de nuestras sanas tradiciones costarricenses», según las aspiraciones expresadas por uno de nuestros fundadores.
Costa Rica figura en el quinto lugar de la clasificación anual de Periodistas Sin Fronteras sobre respeto a la libertad de prensa. La distinción es resultado del reconocimiento del valor de la prensa en una democracia donde los poderes de la República, las convicciones de los ciudadanos y el periodismo velan celosamente por la libertad.
Una demostración de ese celo es el revuelo causado por la resolución de una jueza de ejecución de la pena que prohibió a la ministra de Justicia referirse a problemas carcelarios. La evidente violación al principio de libre expresión suscitó una fuerte reacción y rápidas gestiones para corregir la desviación. El caso ejemplifica por qué no admite descanso la labor de todo ciudadano —y la nuestra— en defensa de la democracia.
En contraste, un reciente fallo del juez Hugo Porter, del Tribunal Penal de Hacienda, se alineó con la mejor jurisprudencia internacional cuando exigió investigar la filtración de un expediente judicial a la prensa, sin censurar a los medios por informar sino a los obligados a ejercer la custodia de los documentos.
El entorno internacional resalta esas virtudes nacionales y la trascendencia de preservarlas. Vemos con preocupación el deterioro de la libertad de expresión en la Nicaragua de Daniel Ortega y en El Salvador de Nayib Bukele, a quienes Periodistas Sin fronteras califica categóricamente como «depredadores de la libertad de prensa».
También, la historia aporta lecciones invaluables. La Constitución de Alemania protegía la libre expresión antes del ascenso al poder de los nazis, en 1933, y ya para 1934 era prohibido criticar al gobierno. Todo líder autoritario comienza su acecho al poder eliminando la prensa vigilante. Esa fue la historia del chavismo en Venezuela, ubicada en la posición 148 del ranquin, y del castrismo en Cuba, clasificada en la posición 171. La correlación entre democracia y libertad de expresión no puede ser más clara cuando añadimos a China, en la posición 177, y Corea del Norte, penúltima en el escalafón, en el puesto 179.
Por todas esas razones, hoy reiteramos nuestro compromiso con la democracia, las libertades ciudadanas, en especial las de expresión y prensa, y con los más altos valores periodísticos. Para corresponder a la confianza de nuestros lectores y anunciantes, esperamos seguir fieles a nuestro derrotero durante los siguientes 75 años.