Editorial

Editorial: La inaceptable intolerancia

Cerrar escuelas para imponer convicciones personales y mal informadas resulta intolerable. Debemos hacer todo lo posible por frenar la crispación inducida desde posiciones de autoridad.

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El pasado jueves, al iniciarse el curso lectivo, el país fue testigo de una inusual, injustificada y peligrosa muestra de intolerancia e irrespeto. Grupos de padres de familia en los cantones de San Carlos, Pérez Zeledón y Limón cerraron el acceso a 20 escuelas e impidieron que 2.704 niños recibieran clases o tuvieran acceso a los comedores escolares. Su móvil: oponerse al Programa para la Afectividad y la Sexualidad del Ministerio de Educación, bajo supuestos de una variopinta índole, pero que, en esencia, se asientan en prejuicios y desinformación.








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