Desde el 18 de abril, el tipo de cambio promedio en el Monex ha mostrado un cambio en su tendencia a la baja, después de 18 meses en esa dirección. Todavía es muy pronto para saber si este episodio es golondrina o verano. No obstante, varios economistas adelantaron las razones del incremento del tipo de cambio. En particular, los motivos se hicieron evidentes luego de las reducciones de la tasa de política monetaria (TPM) y sus efectos en las expectativas y otras variables.
El Banco Central de Costa Rica (BCCR) sostiene que el tipo de cambio es un precio ligado a los flujos de la oferta y la demanda y, en buena parte, la tendencia observada desde hace tiempo responde a un exceso de dólares. Esa, dice, es la principal razón detrás de la trayectoria del precio de la divisa hasta llegar a valores similares a los del 2006, en detrimento de muchos sectores de la economía.
Lo curioso de esta afirmación es la aparente asimetría del Banco al caracterizar los resultados del mercado cambiario. Cuando el tipo de cambio se ha mantenido a la baja en virtud de las “fuerzas” del mercado, la apreciación del colón se ha percibido como un resultado natural. Es decir, cuando el tipo de cambio va hacia abajo, no hay desorden.
No obstante, en los últimos días, dado el cambio en la tendencia y habiéndose incrementado el dólar en apenas siete colones sobre su valor más bajo en el año, el Banco anunció, en conferencia de prensa, su preparación y disposición a actuar si percibe condiciones desordenadas en la dolarización de los ahorros. En otras palabras, si las mismas fuerzas que llevaron el tipo de cambio hacia la baja lo llevan hoy al alza, la situación se caracterizaría como desorden, y, en su momento, ameritaría la intervención del Banco.
“Ese fenómeno de relativa dolarización lo hemos venido observando, pero, con base en los datos y la evidencia, no hemos visto desorden. Por eso el Banco se mantiene listo para actuar en el momento en que eso ocurra. Estamos pendientes”, afirmó el presidente ejecutivo del instituto emisor, Róger Madrigal, en la conferencia de prensa celebrada el 30 de abril.
En un entorno donde las condiciones internas y externas han cambiado, la temporada alta de turismo llegó a su fin, el premio a los colones se revirtió y se ha vuelto negativo (por acciones del mismo Banco), y las expectativas naturalmente se modifican, no es de recibo interpretar que si el tipo de cambio sube es porque hay un desorden.
No es nada fácil comprender cómo la autoridad monetaria considera que si el tipo de cambio se deprecia se desordena la casa, pero cuando se aprecia no llega a la misma conclusión. Tampoco es fácil comprender qué califica el Banco Central como desorden.
Tenemos una inflación con 11 meses en territorio negativo, un premio negativo después de ser muy favorable, un tipo de cambio que data de hace casi dos décadas, una TPM incongruente con la meta de inflación, un índice de condiciones financieras con más de 20 meses en territorio negativo y una inflación subyacente estacionada en el 0%. Si las condiciones anteriores se consideran ordenadas, hay razones para sospechar enormes diferencias en la definición de la palabra “orden” entre el Banco y los sectores afectados por la dramática revaluación del colón.
Nadie aboga por el desorden en esta materia; sin embargo, queda claro que, en nuestro mercado cambiario, cuando el tipo de cambio cae indefinidamente, las responsables son las fuerzas del mercado y cuando sube, lo frenarán las fuerzas del Central, como fue anunciado.