Un repaso al currículo de Victoria Gamboa Ross, nueva presidenta de la Unión de Fútbol de la Primera División (Unafut), invita a preguntar por qué el balompié nacional ha desperdiciado durante tanto tiempo el talento de la mujer. La pregunta tiene una respuesta obvia, pero vale la pena plantearla para visibilizar un despropósito que se proyecta sobre todas las áreas de la economía y sin duda ha imperado en el balompié.
Vicky Ross goza de méritos cuando menos comparables con los de la mayor parte de directivos del fútbol. Tiene la experiencia y conocimientos necesarios para dar a la Unafut exactamente lo que está necesitando: un liderazgo ejecutivo, dedicado a la organización y al mercadeo para generarles recursos a los equipos de primera división.
Es profesional en Comunicación y Ciencias Políticas, con más de 25 años de experiencia en análisis estratégico, manejo de proyectos y consultorías en los sectores público y privado. Ha sido directora académica de las carreras de Publicidad y Mercadeo en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología (Ulacit) y profesora de la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional.
En alusión al techo de vidrio citado por la excandidata presidencial estadounidense Hillary Clinton, para señalar los disimulados obstáculos sobre las cabezas de las mujeres para impedirles el ascenso en diversas áreas, la expresidenta Laura Chinchilla celebró la elección de Ross como la ruptura de uno de los techos más importantes que ha tenido el fútbol.
Rodrigo Calvo, periodista e historiador del fútbol nacional, hizo un recuento de las mujeres distinguidas en la dirección de ese deporte. Su extraordinaria memoria le permitió enumerar tan solo un puñado de casos. Norma Sáenz, primera en ocupar un puesto en la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol); Marjorie Sibaja, integrante hasta hace poco del Comité Ejecutivo de la Federación; Raquel Hernández, gerente general de la Unafut; y Margarita Echeverría, también en la Fedefútbol.
Clemencia Conejo, Zoila Gatgens y Adriana Durán, involucradas en la organización del próximo mundial femenino, también integran la lista de mujeres en puestos de dirección en los organismos superiores del balompié, pero ellas y algunas otras no incorporadas al somero recuento, son pocas comparadas con el talento disponible.
Son pocas, también, cuando se considera que en Costa Rica hay fútbol femenino desde 1949 y estamos a la puertas de organizar nuestro segundo mundial femenino. Calvo debió exigir a la memoria para mencionar a las mujeres destacadas en la dirección del fútbol costarricense, pero no titubeó para calificar el nombramiento de Ross como histórico, porque nunca antes hubo una presidenta de los órganos superiores.
Los directivos de los equipos de primera división merecen reconocimiento por la decisión de privilegiar el talento por encima del prejuicio. Ojalá se trate de un augurio de la acelerada inclusión de la mujer en la alta gerencia del fútbol. La ruptura de un techo de vidrio invita a romper otros.
Por feliz coincidencia, el nombramiento de Ross se produjo al mismo tiempo del anuncio de un acuerdo entre la Federación de Fútbol de Estados Unidos y 28 jugadoras de la selección femenina para equiparar los salarios con los de sus contrapartes del equipo masculino. «U. S. Soccer se ha comprometido a ofrecer la misma remuneración a las selecciones nacionales femeninas y masculinas en todos los amistosos y torneos, incluido el mundial, a partir de ahora», reza el acuerdo. Todo un ejemplo, establecido gracias al tesón de las jugadoras.