La pandemia de la covid-19 y sus restricciones, legales y prácticas, nos tienen cansados. El agotamiento es terreno fértil para el descuido, sea por simple hastío o por un exceso de confianza en el milagro de las vacunas. La inoculación es la única esperanza de salir de la pandemia, pero es demasiado pronto para esperar resultados definitivos. Sin embargo, los imaginamos y bajamos la guardia.
Los hospitales a punto de saturación y los alarmantes índices de contagio cuentan la historia verdadera. El virus encuentra hospitalidad en gran cantidad de personas no vacunadas, por falta de acceso a una dosis o por propia e infundada decisión. De la población meta de 4.274.344 mayores de 12 años, solo 1.509.014 tienen el esquema de vacunación completo. Un número similar goza de la protección parcial ofrecida por la primera dosis.
No obstante los alentadores resultados de la vacunación, sobre todo en la prevención de hospitalizaciones y muertes, hay suficientes personas desprotegidas para permitir la propagación del virus, especialmente la variante delta, mucho más contagiosa que la cepa original. Por eso, en la primera semana de setiembre las autoridades registraron la cifra más alta de casos desde mayo.
El número de personas en cuidados intensivos supera en un 32 % las 359 camas destinadas a tratar pacientes de covid-19 y, según la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), en la semana del 29 de agosto al 4 de setiembre, hubo un promedio de 156 nuevos ingresos al día, es decir, 6,5 por hora o casi uno cada 9 minutos.
No podemos cansarnos. Las cifras motivaron convocar una conferencia de prensa con participación del Ministerio de Salud, la Caja y la Fuerza Pública, esta última por su vital función de control de fiestas clandestinas y otras aglomeraciones. Esa comunicación debería ser constante, concreta y clara. También, el énfasis en las medidas de seguridad. La responsabilidad no es exclusiva de las autoridades. Los medios de comunicación desempeñamos un papel central en el esfuerzo.
El comercio y otras actividades productivas deben aprovechar la flexibilización de las medidas gubernamentales para desarrollar mejor sus operaciones, sin descuidar los controles adoptados en otras etapas de la pandemia. La meta es no retroceder, como se han visto obligados a hacerlo otros países y regiones, incluidos algunos líderes de la vacunación en el mundo.
También, es indispensable insistir en la necesidad de la vacunación, la importancia de la segunda dosis, la seguridad de las vacunas y su eficacia. La encomiable actitud del Partido Restauración Nacional frente a los cuestionamientos del diputado Melvin Núñez es un ejemplo. La fracción parlamentaria emitió un comunicado en defensa de la vacunación cuando el legislador, miembro de su bancada, dijo no creer en ella luego de una prueba de covid positiva.
Más allá de la defensa de la vacunación, los diputados ofrecieron su ejemplo: «Nuestro candidato presidencial, Eduardo Cruickshank; el presidente de nuestra agrupación política, el diputado Carlos Avendaño; así como todos los miembros de nuestra bancada han recibido su vacuna contra la covid-19, a excepción del diputado Melvin Núñez, con quien no se comparte su postura personal respecto al proceso de inoculación», dice el comunicado.
En suma, debemos recordar, con el presidente ejecutivo de la CCSS, Román Macaya, que «las curvas no se doblan solas; hay que doblarlas. Y se doblan con comportamiento humano, ya lo sabemos: no meternos en grupos masivos, no aglomerarse, lavarnos las manos, usar la mascarilla».