El reemplazo de Marta Eugenia Esquivel en la presidencia ejecutiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) era urgente. La suspensión de la funcionaria por su relación con la supuesta contratación irregular de 138 Ebáis con cuatro cooperativas paralizó a la Junta Directiva y dejó 300 asuntos pendientes de discusión.
La designación de Ana Laura Ávila Bolaños satisface la apremiante necesidad de contar con una presidenta ejecutiva, pero desaprovecha la oportunidad de poner distancia con el pasado reciente, caracterizado por muy pocos logros y demasiados sobresaltos. Ávila fungía como jefa de despacho de Esquivel y su nombramiento promete la continuidad de una gestión hasta ahora fallida, no solo por el remezón del caso Barrenador, sino también por el naufragio de su principal iniciativa: la reducción de las listas de espera.
El anuncio oficial de la designación enfatiza el propósito de mantener el curso y más bien trasluce esperanza por el regreso de la presidenta suspendida. “Ante la importancia de brindar continuidad a la ruta de la salud, Ávila Bolaños fue designada hasta tanto no se cuente con una decisión definitiva sobre los recursos presentados por la señora Marta Eugenia Esquivel Rodríguez ante el Juzgado Penal de Hacienda, luego de la suspensión por seis meses”, dice el comunicado.
Además de la desventaja del anunciado continuismo, la nueva presidenta ejecutiva encara la precariedad de un nombramiento provisional, sujeto al éxito de los recursos planteados por la defensa de Esquivel, el vencimiento de la suspensión el 10 de abril del 2025 o una posible prórroga de la medida cautelar.
Si la funcionaria suspendida regresara en abril, faltaría un año para concluir el período presidencial y su gestión al frente de la CCSS, una institución donde la inestabilidad ha sido la norma a lo largo de la actual administración. Aparte de tres presidentes ejecutivos y una por volver, dependiendo de las decisiones de los tribunales, la institución ha visto pasar 23 directivos. Otros 15 funcionarios han ocupado las siete gerencias y la Unidad Técnica de Listas de Espera (UTLE), programa estrella del gobierno, ha tenido siete directores.
Dentro de la institución, el nombramiento de Ávila fue recibido con reservas. Martha Rodríguez, representante sindical en la Junta Directiva, criticó la limitada experiencia de la nueva jerarca. La misma crítica externó el secretario general del Sindicato Nacional de Enfermería y Afines (Sinae), Lenín Hernández Navas, quien se mostró preocupado por la continuidad de la gestión deficiente. “Lamentablemente, Marta Eugenia Esquivel ha demostrado no tener la capacidad ni la idoneidad necesarias para liderar la institución más importante en seguridad social. Entonces, que venga alguien de su equipo, me parece que va a ser más de lo mismo”, afirmó.
Mario Alberto Quesada Arce, presidente del Sindicato Nacional de Médicos Especialistas (Siname), sostiene que el vínculo con Esquivel pone en entredicho una gestión que “a lo mejor, no estaría del todo libre del mismo manejo que se ha estado dando". En el Congreso, la diputada Andrea Álvarez, presidenta de la comisión investigadora de la Caja, considera el nombramiento como una “bofetada para los costarricenses” por recaer en la mano derecha de una persona cuestionada.
La insistencia en preservar el rumbo de una administración con tanta resistencia y tan pocos avances no augura la solución de los urgentes problemas de la Caja. Ya nadie alberga esperanza del cumplimiento de las promesas iniciales, pero la oportunidad de hacer un cambio de rumbo no debió ser desaprovechada.