Editorial

Editorial: Peor de lo que creíamos

La administración Solís ‘olvidó’ presupuestar ¢600.000 millones para pagar a los inversionistas cuando vencieran los títulos emitidos para enfrentar su crisis de liquidez. Luis Guillermo se fue calladito para la casa y le dejó el problema a su sucesor.

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La irresponsabilidad fiscal de la administración Solís no deja de sorprender. Se fue calladita para la casa y hasta presumió de heroísmo en el manejo de las finanzas públicas, pero dejó un auténtico desastre. En las postrimerías del cuatrienio, el Ministerio de Hacienda enfrentó una crisis de liquidez y se vio obligado a emitir bonos a corto plazo, con altas tasas de interés, para pagar las obligaciones del Estado, incluidos los disparadores del gasto público que nunca quiso meter en cintura.








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