Nadie lleva el pulso de los requerimientos de la inversión extranjera como la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde). Así se explica el éxito de la organización en la atracción de empresas extranjeras a nuestro territorio. Por eso, conviene prestarle atención cuando afirma que las carreras técnicas son más buscadas que las universitarias por los departamentos de reclutamiento de las transnacionales.
Una encuesta de demanda de capital humano llevada a cabo por Cinde entre las multinacionales instaladas en el país identificó una decena de carreras técnicas de gran demanda, como desarrollo de software y webs, redes y telemática, ciberseguridad, inglés, electromecánica, electrónica industrial, operadores de centros bilingües, contabilidad y finanzas, inspectores de calidad, diseño publicitario y gráfico y animación digital.
De conformidad con los resultados de las multinacionales, la tercera “Encuesta trimestral de negocios pulso empresarial 2022″, publicada por la Unión Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (Uccaep), reveló que el 48% de los trabajadores por contratar en la segunda mitad del año eran técnicos.
Más de 300 empresas participaron en el estudio y coincidieron con Cinde en la escasez de personal preparado para satisfacer la demanda. La categoría ocupacional de técnico medio ofrece incontables oportunidades de insertarse, casi de inmediato, en el mercado laboral. Son carreras impartidas en uno o dos años para dotar al alumno de conocimientos específicos en un área bien delimitada.
Jorge Sequeira, director general de Cinde, confía en las carreras técnicas como “la fórmula para sacar a la gente del desempleo” y contrasta la desocupación existente en varias profesiones universitarias con la sed de contratar técnicos. La demanda insatisfecha se ha encargado de elevar los salarios y aumentar el reconocimiento para las funciones técnicas, tan apreciadas como las profesionales en las sociedades desarrolladas.
Los colegios técnicos nacionales, con escasos recursos, gradúan jóvenes capaces de desenvolverse con éxito en empresas de prestigio, pero el mercado se viene encargando de clamar por su fortalecimiento y diversificación. Si a las habilidades técnicas se les suma el aprendizaje del inglés, las posibilidades de conseguir un puesto de trabajo aumentan significativamente. En esa área, el Ministerio de Educación tiene muchas tareas pendientes.
El Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) desempeña un papel fundamental en la ampliación de la oferta de técnicos. La institución operó, durante demasiado tiempo, con poca atención a las necesidades del sector productivo. La reforma de la ley orgánica aprobada por el Congreso anterior procura dar al centro de enseñanza la flexibilidad necesaria para responder a los cambios en el mercado de trabajo.
El INA tiene presencia en todo el país y presupuesto suficiente para marcar una significativa diferencia. Junto con los colegios técnicos, es capaz de sacar provecho a las posibilidades formativas de la educación dual, justamente pensada para desarrollar el talento en las carreras técnicas.
La educación superior no debe ser descuidada, y amerita una profunda revisión para alinear la oferta académica con las necesidades del desarrollo. Cuando el director de Cinde contrasta el desempleo de muchos profesionales con la demanda insatisfecha en el área técnica, no se refiere a los graduados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, conocidas como carreras STEM por las siglas en inglés.
La política educativa en todos los niveles debe nutrirse de la cambiante realidad de la era digital y esforzarse por responder a sus exigencias. Si no lo hace, defraudará a legiones de graduados y al país en general. Creará, además, un cúmulo de frustraciones peligrosas para la estabilidad democrática.
LEA MÁS: Muchas respuestas a los nuevos desafíos se encuentran en la ciencia