La respuesta del ministro de Seguridad Pública, Mario Zamora, a la publicación del periódico El Universal, de México, sobre una supuesta negociación entre carteles de la droga y autoridades costarricenses para frenar la ola de homicidios, descansa sobre una excesiva confianza en los escáneres instalados en la terminal portuaria de Limón.
Según el periódico mexicano, las negociaciones con costarricenses ligados a los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación habrían tenido el propósito de frenar la violencia callejera para disminuir la percepción de fracaso de las políticas de seguridad ciudadana. A cambio, el narcotráfico encontraría menos obstáculos para trasegar la droga de sur a norte.
En ningún momento menciona la publicación el envío de drogas al Viejo Continente, pero el ministro contesta que “el resultado más claro y más notorio de la Operación Soberanía ha sido que desde su puesta en operación ni un solo kilo de cocaína ha sido enviado desde el puerto de APM Terminals a Europa”.
La falta de correspondencia entre la respuesta del funcionario y la información del diario mexicano es evidente y se profundiza cuando Zamora describe el resultado como “una pérdida irreparable para las mafias colombianas y los carteles mexicanos que utilizaban nuestro principal puerto en el Atlántico como ruta para exportar cocaína a Europa y lograr con ello ganancias de cientos de millones de dólares”.
Más adelante, el ministro lamenta la referencia a pactos con “los mismos carteles que combaten y les han cortado la posibilidad de exportar droga a Europa”. En ningún momento menciona el tráfico norte-sur, es decir, hacia los Estados Unidos, aunque en ningún párrafo la nota periodística menciona el tráfico hacia Europa.
Es como si el Viejo Continente fuera el único destino de las drogas transportadas por territorio costarricense y como si la terminal de APM fuera el único punto de embarque. La respuesta del ministro transmite, además, absoluta certeza de que “ni un solo kilo de cocaína” ha salido del puerto del Atlántico. Todo se habría logrado con la instalación de dos escáneres adicionales, al parecer infalibles y posible motivación de una campaña de desinformación orquestada por los carteles.
Cuando la administración instale los siete aparatos prometidos para otros puntos de ingreso al país, el tráfico de drogas será cosa del pasado, concluiríamos en vista de las declaraciones del ministro, si no supiéramos que los escáneres fallan y también quienes los operan. Por otra parte, en ningún puerto del mundo se revisa plenamente la totalidad de la carga.
Los escáneres instalados en APM Terminals son un importante avance. Desde esta página abogamos por ellos en múltiples ocasiones a lo largo de años, pero no permiten afirmar que por ese puerto no haya salido cocaína. Solo es posible decir que no se le ha detectado. En cualquier caso, la respuesta a la publicación de El Universal se queda corta. Ni los escáneres monitorean desde Limón el tráfico sur-norte ni la nota habla del envío de drogas a Europa.
No obstante, el ministro aprovecha la oportunidad para refutar “los anuncios de personajes enmascarados que intentaron presentar ante la opinión pública medidas de reforzamiento policial como su antítesis”. Es una clara referencia a los agentes de la Policía de Control de Drogas (PCD) que protestaron por el retiro de ese cuerpo especializado de puertos, aeropuertos y fronteras.
En esos sitios tampoco hay escáneres, pero las autoridades de Seguridad Pública reportan resultados similares, es decir, por allí no pasan drogas. “Si revisa las estadísticas a las que tuve acceso para tomar la decisión de cambiar los objetivos y el sistema de trabajo, en algunos de estos puestos la incidencia es mínima o nula”, dijo el viceministro Manuel Jiménez Steller para justificar el repliegue de la PCD.
En síntesis, por APM no se mueve droga porque hay dos escáneres nuevos y en los puertos, aeropuertos y fronteras no se mueve droga aunque no haya escáneres, al punto que es oportuno dedicar a la PCD a otras cosas. No queda claro, entonces, para qué se piensa invertir en más aparatos si la droga no pasa por los sitios donde se instalarán.
A pesar de todo eso, agencias antidrogas extranjeras advierten de que el país está entre los favoritos del narcotráfico y la presencia del fenómeno en todo el territorio nacional resulta obvia. Pero el ministro, en lugar de pedir una investigación de lo denunciado, para despejar cualquier duda, más bien solicita investigar al periodista, de larga trayectoria, para descartar que los carteles mexicanos hayan promovido la noticia para “evitar la continuación del proyecto de escáneres”.
De nuevo, en este punto, hay una sobrevaloración de los escáneres, como si constituyeran el principal desvelo de los carteles y sus integrantes pensaran que los planes para instalarlos podrían ser descartados por la publicación de la polémica información periodística.