Editorial

Editorial: Trump se impone en Guatemala

El gobierno guatemalteco cedió a las presiones para modificar las reglas migratorias. Su acuerdo con Estados Unidos es cruel y ha generado una crisis de constitucionalidad.

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De manera inesperada, y pese al rechazo de su Corte de Constitucionalidad, amplios sectores de la sociedad civil y los dos candidatos que se enfrentarán en la segunda ronda presidencial el 11 de agosto, el gobierno guatemalteco firmó el viernes un cruel acuerdo migratorio con el estadounidense. Su componente esencial es asumir la condición de “tercer país seguro”, un artilugio lingüístico para encubrir de lo que se trata realmente: obligar a los migrantes salvadoreños y hondureños, que se dirigen hacia Estados Unidos con la intención de recibir asilo, a que primero traten de obtenerlo en Guatemala; de lo contrario, serán devueltos a este país una vez hayan ingresado a territorio estadounidense.








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