Editorial

Editorial: Uniformidad en el empleo público

La Contraloría no encuentra razón para eximir a los funcionarios de instituciones sometidas a la competencia de empresas privadas.

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El camino hacia el desorden en el empleo público está empedrado de excepciones y concesiones sectoriales. A lo largo de décadas, el Estado hizo proliferar los beneficios salariales en una u otra institución hasta llegar a tener 260 pluses, incontrolables disparadores del gasto público. Las convenciones colectivas —a veces negociadas por quienes se beneficiarían de ellas y otras por administradores indolentes, preocupados exclusivamente por evitar conflictos— contribuyen al caos y añaden costosos beneficios a los pluses.








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