Los tres meses solicitados por la presidenta ejecutiva de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Marta Eugenia Esquivel Rodríguez, para presentar un plan de atención de las listas de espera, son insignificantes en comparación con la larga existencia del problema y los plazos impuestos a los asegurados para recibir atención.
En abril, había 175.630 personas en espera de una operación y la demora promedio era de un año y cuatro meses. En las especialidades de ortopedia y neurocirugía, el tiempo se extendía a más de dos años. En marzo, había 245.220 citas pendientes para la primera consulta con especialistas y la espera promedio era de 378 días, aunque había máximos de hasta seis años. Ni siquiera los 552.802 procedimientos diagnósticos de primera vez contabilizados en marzo pueden pretender ser atendidos antes de vencer el plazo solicitado por la presidenta ejecutiva, porque en este caso la espera promedio es de 146 días.
A principios de julio, este medio informó de los 3.000 enfermos, la mayoría con cáncer, que aguardaban resultados de tomografías realizadas en el Hospital México. En promedio, esos resultados tardan 180 días. Otros 2.480 pacientes esperaban unos 122 días para someterse a una tomografía.
Esas son las dimensiones de la tragedia en la seguridad social, y si Esquivel presentara en tres meses un plan capaz de ponerle coto, habrá logrado un avance extraordinario. Pero la propia funcionaria reconoce la complejidad del problema. El hecho de que los plazos se hayan fijado en una conferencia de prensa, en respuesta a reiteradas e insistentes preguntas del presidente de la República, despierta dudas.
La reducción de las listas de espera fue prometida en el curso de la campaña electoral. Bastaba ordenar la administración y mejorar la supervisión de la calidad de los servicios. “Vamos a transparentar la gestión. Los sistemas de la Caja, el EDUS (Expediente Digital Único en Salud), los vamos a conectar con el Ministerio de Salud y el INS para, entre otras cosas, mejorar la fiscalización”, afirmó el entonces candidato. “Vamos a disminuir las listas de espera aún más usando más los hospitales, es decir, creando más turnos, preparando a más especialistas, quitando a los médicos las labores administrativas”, añadió.
En su informe de labores al cumplir cien días de gobierno, exclamó: “¡Por fin!, ya la Caja tiene una estrategia para reducir las listas de espera a través de la sistematización de las referencias a especialistas, los procedimientos para las cirugías, sanciones por ausentismo y la compra de servicios a terceros, entre otras medidas. Anunciaremos esta estrategia en detalle en los próximos días”.
Pasados más de 14 meses de gobierno, los anuncios no se han concretado y hay un nuevo plazo, de tres meses, para comunicarle al país la estrategia, supuestamente existente desde la campaña y perfeccionada, “¡por fin!”, al cumplirse los cien días. El trimestre solicitado por Esquivel para presentar su plan, y las insistentes preguntas del presidente sobre la fecha de esa revelación, constituyen una admisión de que nunca hubo una idea clara de cómo enfrentar el problema, ni en campaña, ni a los cien días, ni en la actualidad.
Las razones expresadas por la presidenta ejecutiva para justificar el nuevo plazo lo corroboran. “Lamentablemente, me he encontrado con falta de información para la toma de decisiones. Ni siquiera tenemos el dato exacto de la capacidad instalada para poder decir cuántos especialistas requerimos. Podemos decir que necesitamos veinte cardiólogos, pero no tenemos las salas de cirugía para que trabajen. Así como está el tema financiero, está el hospitalario. Primero necesitamos conocer nuestra capacidad instalada y de recurso humano”, afirmó.
Si a estas alturas no se cuenta con información tan elemental, ¿cuál pudo haber sido la base de las soluciones propuestas con tanta convicción en otras oportunidades? ¿Y cómo se logrará, partiendo prácticamente de cero, plantear soluciones para un problema tan complejo en solo tres meses? El compromiso asumido por Esquivel es grande y el tiempo solicitado muy corto en relación con las dificultades que ella misma describe. El papel de la CCSS en la preservación de la paz social en Costa Rica no ofrece margen para añadir a las promesas incumplidas de tantos años.