La situación demográfica y epidemiológica que experimenta nuestro país revela un franco envejecimiento, realidad que requiere que el sistema de salud costarricense replantee su actuar con toda objetividad y en concordancia con la evidencia científica y estadística.
En el Informe Mundial de Salud y Envejecimiento del 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS), hace un llamado contundente a transformar los sistemas de salud en servicios centrados en la persona adulta mayor.
El mencionado informe hace énfasis en que "se necesita con urgencia una acción pública integral con respecto al envejecimiento de la población. Para ello serán necesarios cambios fundamentales, no solo en lo que hacemos, sino en la forma misma en que concebimos el envejecimiento".
Debemos trascender a la realidad del envejecimiento poblacional actual y hacia el futuro cercano. Sin duda, el llamado de la OMS producirá grandes –y necesarias– discusiones nacionales que no se pueden postergar, dada la realidad que vivimos y las proyecciones en los próximos años.
Atención integral. El sistema de salud costarricense exhibe grandes logros, como el principio de universalidad, una de las grandes conquistas que requiere profundizar en el tema de prevención, promoción de la salud y la atención integral de la salud.
Con el afán de mejorar, debemos observar los sistemas más avanzados, como por ejemplo el Sistema Nacional de Salud Británico, que acumula gran conocimiento y experiencia en el tema del envejecimiento de su población y cuya realidad de hoy se perfila como nuestro futuro más cercano, razón por la cual el aprovechamiento del caudal social y científico acumulado podría ser aprovechado como un modelo a seguir.
Alinear, pulir, ajustar. Los servicios comunitarios actuales en Costa Rica representan un gran esfuerzo del país. Será necesario alinearlos, ajustarlos y pulirlos en corto tiempo para lograr una atención integral centrada en la persona adulta mayor, con una clara perspectiva de los derechos humanos.
Se debe reforzar la atención de los adultos mayores en el primer nivel de atención con programas específicos y recurso humano calificado para el desarrollo de las acciones de atención, prevención y promoción de la salud.
En segundo y tercer nivel de atención, resulta fundamental solventar la brecha de recurso humano especializado para lograr una atención integral de calidad, que logre impactar en procura del envejecimiento saludable, prevención de la discapacidad y comprensión de la comorbilidad en nuestros adultos mayores.
Resulta indispensable la participación activa de los gobiernos locales, las organizaciones comunales, las ONG y demás actores sociales, en proyectos vitales para asegurar la calidad de vida de los adultos mayores, como por ejemplo la Red de Cuido (Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores en Costa Rica, creada en el 2010).
Recurso humano. Para Costa Rica, el llamado de la OMS impulsa a una mayor formación de recurso humano, con la mejor preparación posible en la especialidad de geriatría, que para el año 2030 va a requerir de al menos 400 médicos especialistas en geriatría, que cubran las necesidades de las 800.000 personas de 65 años y más (según el INEC), que se proyectan como parte de la estructura poblacional para ese momento.
Este desafío debe ser objeto de un análisis integral profundo y objetivo, muchas veces postergado, por la falta de interés en este tema, circunstancia que no toma en cuenta la insatisfacción de los adultos mayores que enfrentan largas esperas, congojas personales, infraestructura inadecuada y, el colmo, muchas veces con la frialdad de sentirse rechazados por su edad… ¡Inconcebible!
Nuevo hospital. Existe una sentida necesidad de construir un hospital diseñado según las múltiples necesidades de las personas adultas mayores que cumpla con los requisitos de: docencia a nivel superior para la formación del recurso humano en medicina, otras ciencias de la salud y otros profesionales.
Además, un centro que lleve a cabo investigación para conocer objetivamente la prevalencia de las enfermedades de nuestros mayores, a fin de no repetir la prevalencia de los países de Norteamérica y Europa, que no necesariamente coinciden con nuestra realidad; un hospital que promueva la proyección comunitaria y que sirva de ente coordinador nacional en el desarrollo de guías, protocolos, capacitaciones e información para todos los servicios de geriatría del país.
Estos servicios especializados se deben implementar en los hospitales generales, regionales, periféricos y áreas de salud, que deben adaptar gradualmente su infraestructura para la atención integral de excelencia que merecen los mayores en todo el país.
Desde mi perspectiva y experiencia desde la medicina general, la medicina interna, la geriatría y gerontología médica, además de la gestión administrativa que me ha tocado practicar en diferentes momentos de mi larga carrera, soy un convencido de los cambios sustantivos que debemos abordar dentro de la seguridad social. No hay duda de que nuestro sistema de salud es un gran logro que debemos defender, fortalecer y cuidar con esmero. Solo así dará los frutos que todos esperamos.