En “30 años después: El cuas-cuas vive” (Proa, La Nación, 13/8/06 ) quedó clara nuestra naturaleza de animadores deportivos, científicos y artistas. También la participación, la interacción social y el sistema orgánico de comunicación.
Sin embargo, se comete un craso error. Según la periodista Yuri Jiménez, nos despojaron del cargo de presidente de la FEUCR. El punto es que ni de derecho y menos de hecho se consumó semejante barbaridad. Su comportamiento se apartó de la voluntad general, del resultado de la consulta. Según el estatuto de la FEUCR, la Asamblea General Estudiantil, conformada por el conjunto de dichas asambleas, era quien tomaba la decisión. La resolución del Tribunal Electoral Estudiantil que conforma “cosa juzgada” menciona que no se alcanzaron el número de asambleas de escuela necesarias para remover a un presidente. Entonces, ¿qué sucedió?
Pueblo soberano. En doctrina esto se conoce como el actuar inconstitucional de un órgano constitucional: el consejo de representantes, que no tuvo consecuencias jurídicas y menos efecto alguno en la realidad política. El pueblo es el soberano. Antes de que se pronunciaran de esa manera, previnimos a los representantes. Como presidente, levantamos la sesión, clausuramos el consejo y nos retiramos pues algunos miembros pretendían violentar el orden constitucional y confundir a la opinión pública.
Sin embargo, un reportero de La Nación tomó nota del atentado y de este alboroto. Sacaron la noticia en primera página, sin cuestionarse siquiera si aquellos individuos tenían la potestad de proceder de esa manera.
Legitimidad reconocida. El pueblo, el territorio, el dinero, el correo, el teléfono y las oficinas se quedaron con nosotros. El mismo Consejo Universitario más adelante nos reconoció como el legítimo presidente estudiantil, acuerdo en donde también censura Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), pues se habían plegado a esta “intentona” y actuado en forma incongruente. Un acto de agresión a la autonomía universitaria.
Fuimos a reunirnos con don Julio Suñol, jefe de Redacción de La Nación, a ejercer nuestro derecho de respuesta. Además, le aclaramos los “Nublados de la temporada”, título del espacio pagado. Así fue cómo la correcta versión de los acontecimientos salió a la luz. Pero no se destacó ni se le dio la adecuada trascendencia. Amén de todo esto, hacia delante, el poder real y de convocatoria nos acompañaron por 15 años más. Esta es la situación concreta, la verdad real. Conformamos el estado revolucionario de las mayorías, los estudiantes y el pueblo. ¿Y la “izquierda” internacionalista, dogmática y sectaria? ¡Se quedó en el basurero de la historia!