Si empezamos hoy... hasta dentro de 60 años no habrá buenos choferes en nuestras carreteras.
En el artículo "Malos al volante" ( La Nación , 2/10/01), don Hugo A. Jiménez Bastos, director general de Educación Vial, hábilmente traslada la responsabilidad de formar buenos conductores al hogar, la escuela y el colegio. Aunque los valores que nos inculcan en esos centros de formación son vitales, no son garantía válida pues la mayoría de conductores de hoy crecieron en hogares que no disponían de un auto.
Eso sí se llama "tapar el Sol con un dedo". En países desarrollados, donde la tasa de accidentes viales y de muerte por esa causa es ridícula considerando la cantidad de vehículos y habitantes, además del Manual del Conductor para el aspirante, tienen cursos teóricos y prácticos de 4 meses o más, con más de 200 horas de instrucción, impartidos por personal altamente calificado, a los que cada conductor tiene que asistir y aprobar.
Cortesía y prudencia. En ese lapso, los candidatos a conductores son concienciados de la teoría que deben conocer a la perfección, de la cortesía, la prudencia y la responsabilidad que se tiene al conducir un vehículo.
Una vez otorgada la licencia de conducir, su portador conoce a la perfección la clase de "arma" que tiene en sus manos y que en un momento de descuido o desacato se convierte en pesadilla para él y todos a quienes involucra, en cuenta sus víctimas. También, si el caso es grave, las leyes lo castigan severamente; aun si la falta es leve, se le cancela su permiso de conducir y debe asistir nuevamente a cursos de seguridad vial y otros. Algunas veces debe también realizar trabajos comunales.
Resulta que, si iniciáramos hoy una verdadera formación de choferes, entonces será dentro de 60 años cuando veamos los resultados, que es el lapso en que los anteriores "malos choferes", sin formación alguna saldrán de circulación.
Una vez que tengamos los choferes con esa capacidad de conducir, automáticamente tendremos diputados capaces de dictar leyes adecuadas, oficiales de tránsito incorruptos y conscientes de su labor, y diseñadores de carreteras y señales que cumplan con su objetivo.
Cortoplacistas. Siempre nos hemos caracterizado por tener mentes sumamente "cortoplacistas", pero es una realidad que, si nuestros abuelos o padres hubieran diseñado una red vial adecuada con una formación rigurosa y consciente de "buenos choferes", hoy no tendríamos el caos total en las carreteras, y los hogares no se llenarían de luto tan a menudo.
Nuestras autoridades deben iniciar de inmediato el largo proceso de formar buenos choferes pues resulta más importante y eficaz que desperdiciar tantísimos recursos en campañas y propaganda inútiles, operativos represivos y esporádicos o de temporada, que todavía no han demostrado ser la solución.
Quizá alguno de los candidatos a la presidencia o a diputado se anime a coger el "churuco".