"Evitemos el envejecimiento de Costa Rica", propuso hace unas semanas un colaborador de esta página como argumento contra el decreto ejecutivo que desreguló la esterilización voluntaria. Esta proposición aparentemente atractiva es, como veremos a continuación, un disparate que puede traer nefastas consecuencias al país. Veamos cómo puede evitarse el envejecimiento demográfico del país y razonemos si eso es lo que realmente queremos.
Los viejos, o "ciudadanos de oro", en la Costa Rica de los próximos 60 años ya estamos en este mundo. Proyectar su número es relativamente simple y seguro. En el país hay actualmente cerca de 4 millones de individuos. Las personas de 60 y más años entre hoy y el año 2060 serán los sobrevivientes de estos individuos, más los inmigrantes. Si no media una catástrofe o un milagro de la biología, de los 4 millones de habitantes actuales, al año 2060 continuarán vivos alrededor de 1,8 millones, quienes para entonces tendrán 60 años y más de edad. Esta cifra podría subir a más de 2 millones de continuar indefinidamente la actual afluencia de inmigrantes de Nicaragua. Muchos de los lectores, y quien esto escribe, probablemente no se contarán entre esos sobrevivientes. Usted lectora de 20 años de edad, empero, tiene una buena posibilidad -de 3 contra 1- de contarse entre esos sobrevivientes y celebrar su cumpleaños 80. El caso es que, miles más, miles menos, en el 2060 Costa Rica tendrá cerca de 2 millones de "ciudadanos de oro", que ya nacieron. Esta cifra representa un aumento del 600% sobre las 280.000 personas de 60 y más años de 1999. Estas no son, lo que nuestro articulista llamó "estadísticas alarmistas y profecías negativas" ni "maniobras abortistas y antiprocreativas". El crecimiento explosivo de la población en la tercera edad que con certeza se nos viene encima es uno de los mayores retos que debemos enfrentar, so pena de que los últimos años de nuestros ciudadanos de oro -del lector y de quien esto escribe- no sean precisamente dorados: que recibamos pensiones de hambre y una atención de salud de cuarta categoría.
Pirámide poblacional. El aumento explosivo de la población de la tercera edad, no constituye, empero, "envejecimiento demográfico". Este tiene lugar cuando aumenta el peso relativo de los ancianos en la población; cuando la pirámide de población pierde su forma piramidal característica y empieza a parecerse más a una botella de vino. El envejecimiento ocurre cuando el aumento del número de jóvenes no logra mantener el paso del de los ancianos. Si la gente siguiese teniendo el promedio de 6 o 7 hijos por familia que era la norma en Costa Rica hasta hace no mucho tiempo, la población no envejecería por más que aumentase el número de ancianos o la esperanza de vida.
Para evitar el envejecimiento demográfico solo hay dos caminos. El primero es inaceptable: hacer que muchos de los 4 millones de habitantes actuales no lleguen a viejos, mediante alta mortalidad, eutanasia o emigración, de modo que en el 2060 Costa Rica tenga mucho menos que los 2 millones de ancianos de que hablábamos. El segundo camino es contrapesar el aumento explosivo en el número de ancianos con un aumento explosivo en el número de jóvenes mediante una alta natalidad (o una elevada inmigración, o ambas). Esta es, precisamente, la propuesta de nuestro articulista: opongámonos a la esterilización voluntaria y al control natal para evitar el envejecimiento poblacional.
¿200 millones de ticos? Tal propuesta traducida a objetivos concretos significa ponernos como meta el mantener constante la proporción de personas en la tercera edad. La proporción con 60 y más años de edad es de 7% en la actualidad. Para que en el año 2060 Costa Rica mantenga este 7%, necesitaríamos tener una población total de 28 millones de habitantes. Los 2 millones de viejos serían entonces el 7% de esa población. Si el lector no se ha asustado aún con esta cifra de 28 millones de habitantes, trate de imaginar lo que ocurriría 60 años más tarde cuando el país tenga 14 millones de ciudadanos de oro y deba tener una población de 200 millones para satisfacer esta política demográfica disparatada.
El envejecimiento demográfico es inevitable y consustancial al progreso humano sobre la muerte. Las alternativas al envejecimiento son: volver a una esperanza de vida de 30 años o, como hemos visto, la explosión demográfica.
Estrategias de sobrevivencia. Es sabido que las especies tienen dos estrategias para asegurar su sobrevivencia. Por un lado están los organismos menos evolucionados cuya estrategia es el derroche de vida: viven poco tiempo pero se reproducen muy rápido y en grandes cantidades. Por otro lado están los organismos más evolucionados, incluido el homo sapiens, cuya estrategia es la economía de vida: viven periodos prolongados pero tienen pocos descendientes. La inteligencia humana empujó esta estrategia a nuevos límites cuando aumentó la esperanza de vida de menos de 30 años a los casi 80 años de hoy. Este logro es sostenible solo en la medida en que vaya acompañado de economía de vida, llámese ésta control natal, celibato, castidad o planificación familiar.
La disgresión anterior tiene, empero, poco que ver con la preocupación central de nuestro articulista sobre el decreto que asegura a los costarricenses el derecho a la esterilización voluntaria. La realidad es que este decreto tendrá un impacto demográfico mínimo. La población costarricense ya utiliza en su inmensa mayoría los métodos de planificación familiar. Lo único que hará el decreto es que personas de escasos recursos (las personas pudientes ya se esterilizaban en clínicas privadas o en los biombos cuando les daba la gana) que consideren haber completado su familia opten por la operación en vez de tomar la pastilla durante 15 ó 20 años. Incluso quienes se han opuesto al decreto pueden encontrarle el lado bueno a esta sustitución. Como decía un cura amigo: "Si te operas tendrás que confesar tu pecado y hacer una buena penitencia una sola vez; en cambio si sigues tomando la pastilla tendrás que confesar tu pecado y hacer penitencia una y otra vez durante toda una vida".