En enero de 1993 empezó a funcionar el nodo CR-Internet y así los costarricenses tuvieron a su disposición el uso del correo electrónico, lo cual permitía el envío de mensajes interactivos, transferencia de archivos, puerta de entrada a otras redes y variados teleprocesos virtuales, mediante una línea telemática abierta las 24 horas, los 365 días del año.
Yo estaba impresionado por los avances en comunicación virtual luego de la lectura de la edición especial de la revista Scientific American: Communications, computers and networks (setiembre, 1991). En particular por el artículo del senador estadounidense Al Gore, quien presidía la comisión de ciencia y tecnología. Gore mencionaba las autopistas de la información (data superhighways) y el compromiso de su gobierno de fortalecerlas.
Era claro en que, más que infraestructura física, había llegado el momento de irrumpir en el ciberespacio con un nuevo medio de información, nuevas formas de producción y de investigación, de comunicación a nivel mundial y grandes cambios en el modo de vida para los ciudadanos. Por eso fue providencial la visita al despacho ministerial del Dr. Guy de Téramond, en ese tiempo “cliente frecuente” del Ministerio de Ciencia y Tecnología (Micitt), quien entusiasmado comentó del advenimiento de Internet y lo grandioso que sería ponerla en marcha en el país.
Primeros pasos. Ambos nos dimos a la tarea en tres puntos: político, técnico y financiero, pues se requería elaborar un proyecto y conseguir $300.000 para su financiamiento. Ese monto era considerable dada la precaria situación fiscal del gobierno y de las universidades, además de la tramitomanía usual en materia presupuestaria, que demoraría el proyecto. Había entonces que elaborar un proyecto (Internet de Costa Rica), tarea que acometió el Dr. de Téramond y empecé a gestionar los recursos con la Agency for International Developmenent (AID), en aquella fecha presente en el país.
Su representante en Costa Rica era el Dr. Ronald Venezia, un enamorado del país, quien en una amable conversación, cuando le visitamos en su oficina, nos indicó que esa suma solo podría obtenerse mediante un concurso de proyectos a nivel mundial y cuya decisión final la tendría AID-Washington, pero nos animó a seguir.
Luego de un arduo trabajo de Guy (elaboración del proyecto), finalmente este fue presentado a la AID y me correspondió la función de cabildero ante la Agencia, en una oficina de los suburbios de Washington, con el argumento de un país que, aunque pequeño, había decidido seguir un modelo de desarrollo científico y tecnológico.
Aprobación. Por fortuna, el estudio fue evaluado de manera favorable y en una visita a la capital estadounidense, el vicepresidente Arnoldo López Echandi recibió la donación a nombre del Gobierno de Costa Rica; aunque me contó en privado que estampó la firma, no conocía en ese momento la trascendencia del proyecto: los recursos para la Internet de Costa Rica.
Bajo los auspicios del Micitt se creó la Red Nacional de Investigación, conocida como CRNet, que fue inscrita por la gestiones de su asesor jurídico Carlos Guillermo Zamora, para formar una red de usuarios de Internet con alta conectividad.
Una ventaja era que ya se contaba con un medio de transmisión físico de Racsa (Racsa-link), mediante los telepuertos instalados en San José, y el apoyo de su gerente, Marco A. Cruz.
Ya que ha pasado poco más de un cuarto de siglo del arribo de Internet al país, resulta conveniente recordar que fue uno de los primeros países latinoamericanos en ofrecer sus servicios y por un corto tiempo Costa Rica tomó el liderazgo continental.
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Desde el cambio de siglo, la sociedad del conocimiento se ha consolidado y la economía de la información continúa como un paradigma vigente, pero en estos momentos el paradigma emergente corresponde a la Cuarta Revolución Industrial, caracterizada por la inteligencia artificial, la robótica, la impresión 3D, la economía circular, edificios e instituciones sostenibles, todo esto con la contribución intensiva y extensiva de Internet, hace 26 años.
El autor fue ministro de Ciencia y Tecnología.