Apostar al empleo femenino es garantía de crecimiento

El panorama se torna aún más desafiante al observar la evolución de la tasa de participación laboral femenina en el país, que, al cierre del 2024, alcanzó un 46,3%, es decir, aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar la paridad de género. Según el Foro Económico Mundial, lograr este objetivo tomará 34 años, equivalente a cinco generaciones, si el ritmo de avance continúa en los niveles actuales.

Sectores como el exportador y de inversión extranjera directa (IED), han sido las piedras angulares en la generación de empleo formal en Costa Rica. De acuerdo con los datos oficiales de Procomer, basados en datos de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el sector exportador genera alrededor de 700.000 empleos, mientras que la IED, más de 312.000 puestos de trabajo. Dentro de este ecosistema, el Régimen de Zona Franca ha impulsado oportunidades significativas para la fuerza laboral femenina, donde las mujeres representan el 45% del empleo total; fuera de este, en el Régimen Definitivo, su participación es de un 33%.

A pesar de su presencia en el sector exportador, aún hay oportunidades para que las mujeres accedan a roles estratégicos. Actualmente, 36 de cada 100 trabajadores en empresas exportadoras son mujeres, y apenas el 34% de estas empresas tienen a una mujer en posiciones de liderazgo o como propietaria.

En términos globales, el acceso a altos puestos sigue siendo limitado: del 50% de los puestos que las mujeres ocupan a lo largo de su vida laboral, solo el 25% llega a posiciones de alta gerencia. Este escenario refleja una barrera estructural que no solo afecta al país, sino que es un reto a nivel mundial. Estos datos evidencian una realidad innegable: el potencial femenino en el país está presente, pero aún afronta desafíos que impiden su máximo desarrollo y desempeño en el ámbito empresarial y exportador de Costa Rica.

Cerrar estas brechas no es solo una cuestión de equidad, es una decisión estratégica para el desarrollo del país. La evidencia es clara, la diversidad impulsa la innovación, la productividad y la sostenibilidad de los negocios. Según estimaciones del Banco Mundial, cerrar la brecha de género en el empleo podría aumentar el producto interno bruto (PIB) global en un 20%, un impacto que ningún país puede ignorar si busca fortalecer su crecimiento a largo plazo.

El camino hacia una economía más inclusiva no se construye de la noche a la mañana, pero cada paso cuenta. La atracción de IED y el crecimiento del sector exportador deben ir de la mano con políticas que fomenten la inclusión laboral de las mujeres y maximicen su impacto en el desarrollo del país. Resulta fundamental seguir fomentando la participación de más mujeres en áreas STEAM, fortalecer la red de cuido, implementar jornadas flexibles como las 4x3, ampliar licencias de paternidad, entre otras acciones que facilitan la incorporación de las mujeres al mercado laboral formal.

Durante este mes de marzo, además de conmemorar la lucha de las mujeres por tener una sociedad más justa, apostar por el empleo femenino es apostar por el crecimiento del país. Es reconocer que, en un entorno cambiante, cada vez más competitivo, digitalizado y globalizado, la diversidad y la inclusión no son solo valores, son motores de desarrollo. Costa Rica cuenta con el talento, el potencial y la oportunidad de liderar con el ejemplo. No se trata de si debemos avanzar en esta dirección, sino de cuán rápido estamos dispuestos a hacerlo. La velocidad con la que actuemos definirá nuestro futuro económico y social.

Laura López es economista y gerenta general de Procomer.