En los primeros días del nuevo año, el líder de Corea del Norte obsequió a los surcoreanos y al mundo en general la cuarta prueba de una bomba nuclear.
El régimen norcoreano provocó la guerra de Corea en junio de 1950. En este enfrentamiento que duró tres años fueron utilizadas solamente armas convencionales, las cuales causaron dos millones de muertes, diez millones de heridos y diez millones de familias separadas, así como la destrucción total de la economía y la infraestructura de la península Coreana.
A finales de 1991, ambas Coreas acordaron la prohibición del desarrollo y despliegue de armas nucleares en la península. Mi gobierno mantiene esta medida hasta ahora, mientras que Corea del Norte rompió el acuerdo en 1993, al salirse del Tratado contra la Proliferación de Armas Nucleares (NPT por sus siglas en inglés) convirtiendo la producción de este peligroso tipo de armas en una de sus prioridades de interés nacional.
Durante los últimos años, los ciudadanos surcoreanos han retomado la esperanza de que Corea del Norte acate las disposiciones internacionales y elimine su programa de armas nucleares, y observe recientes hechos históricos tales como la normalización de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, así como el acuerdo de armas nucleares entre Estados Unidos e Irán.
Cuba, Corea del Norte e Irán solían ser los países que estaban más alejados de Estados Unidos en el ámbito diplomático, basando sus relaciones en hostilidades y discrepancias. No obstante, desde el año pasado, observamos un gran mejoramiento de las relaciones de Cuba e Irán con Estados Unidos. En definitiva, son buenos modelos de política exterior que Corea del Norte podría seguir con el objetivo de evitar su total aislamiento del escenario internacional.
Similarmente, pero mucho antes, existe otro buen ejemplo que involucra a mi país. Corea del Sur y China pasaron de ser enemigos a amigos en el año 1992, luego de que se enfrentaron en la guerra coreana cuando China apoyó militarmente al régimen norcoreano, lo que dejó como resultado cientos de miles de bajas humanas, tanto de chinos como de surcoreanos. Ambos países han desarrollado una sólida relación en varias áreas, especialmente en los ámbitos político, económico, comercial y cultural.
Pionyang quiere asegurar su régimen con armas nucleares, a pesar de que no existe ninguna posibilidad de que algún Estado o coalición de países intente atacarlo. Corea del Norte comete un gran error al designar como posibles ofensores a Corea del Sur y a Estados Unidos, entre otros países que no tienen intención de invadirlo.
La República de Corea y los países vecinos desean prevenir todo tipo de conflicto o guerra en la península coreana, ya que recuerdan las consecuencias trágicas de la guerra de hace más de 60 años y se rehúsan a revivirlas, ahora con el uso de armas nucleares.
Costa Rica es un país que ha demostrado que puede defenderse sin armas, solo por medio de la democracia. El mayor riesgo para el régimen norcoreano no lo constituye la amenaza de invasión de otro país, sino la ausencia de los principios democráticos y de derechos humanos bajo la monarquía absoluta de tercera generación. El enemigo real del régimen es el régimen mismo.
El autor es embajador en Costa Rica de la República de Corea.