Durante el presente mes de febrero, nos encontramos en medio de uno de los aniversarios cívicos más importantes de nuestra historia como lo es la conmemoración del natalicio bicentenario del héroe nacional y presidente de la República, Juan Rafael Mora Porras.
El 8 de febrero de 1814, el expresidente nació en el hogar de don Camilo Mora y doña Ana Benita Porras, situado en las inmediaciones de la actual calle 2 de San José (razón por la que, actualmente, esa vía lleva su nombre).
Desde temprana edad y debido al prematuro deceso de sus padres (1836), el joven Mora Porras asumió las riendas de su hogar, inició exitosas actividades comerciales relacionadas a bienes inmuebles, cultivo de café y transacción de enceres, actividades complementadas con varios viajes de negocios a Sudamérica y Europa.
En 1847, contrajo matrimonio con la señorita Inés Aguilar Cueto con quien procreó siete hijos. Ese año incursionó en política al ser elegido diputado constituyente, vicejefe de Estado y llegó a ser vicepresidente de la República, en 1849.
En diciembre de 1849, debido a su acrisolado prestigio resultó electo presidente de la República, situación que se repetiría en dos ocasiones más, cuando fue reelecto en 1853 y 1858.
Gobiernos. Entre las múltiples obras erigidas en los tres mandatos de Mora Porras, cabe destacar la construcción de los edificios de la Fábrica Nacional de Licores, la Universidad de Santo Tomás, el Sagrario de la Catedral Metropolitana, el Hospital San Juan de Dios, el Palacio Nacional, el Cuartel de la Artillería y el Hospital de Puntarenas. Asimismo, la emisión del primer plano topográfico de San José, la composición de la música del Himno Nacional, la firma del Concordato Loenzana-Antonelli con la Santa Sede y el Tratado Cañas-Jerez, así como la instalación del primer alumbrado público y el primer teatro nacional.
De modo paralelo, fue el artífice de la emisión de nuestro primer Código de Comercio, el otorgamiento de los títulos de cantón para San Ramón, ciudad para Puntarenas y villa para Desamparados, así como de la creación de la primera entidad bancaria costarricense con el nombre de Banco Nacional.
Como si todo lo anterior no fuese suficientemente, le correspondió al presidente Mora erigirse en el egregio caudillo que dirigió victoriosamente a Costa Rica durante la emblemática y gloriosa epopeya de la Campaña Nacional 1856-1857, en contra de la Falange Americana (ejército filibustero) del periodista, médico y abogado William Walker Norvell.
Tragedia y honor. De modo particularmente espernible, Mora fue defenestrado el 14 de agosto de 1859, por un grupúsculo de enemigos políticos. Estos personajes urdieron y materializaron su homicidio, el 30 de septiembre de 1860, después de perpetrarse una siniestra farsa de proceso penal militar en su contra.
Pero, contrario a la intención de sus ajusticiadores, el inexorable transcurso del tiempo permitió que su figura se reivindicase, refrendándose así, los títulos de Benemérito de la Patria que Costa Rica le había otorgado en 1850, y El Salvador, en 1857.
Posteriormente, se crearon en su honor los cantones de Mora (1886) y Moravia (1914); se fundó la escuela Juan R. Mora Porras (1914); se erigieron el parque Mora y Cañas (Puntarenas, 1918) y la plaza Juan R. Mora (San José, 1926) en donde se colocó una estatua suya (1929). se le confirió el título de Defensor de la Libertad de Costa Rica (1957), se nombró a la avenida segunda de San José con su nombre (1990), se implementó la condecoración Orden Juan R. Mora P. (2010) y se le confirió el título de Héroe Nacional (2010).
Su legado fue reconocido, también, internacionalmente: existe la calle Libertador Juan R. Mora (Andalucía, España), mientras que un busto suyo se encuentra instalado en la Avenida de las Américas (Jalisco, México) y otro más se halla en la Galería de Próceres de la Independencia Americana (Río de Janeiro, Brasil).