Las certificaciones de calidad ambiental o turística en playas marítimas son una herramienta relativamente moderna. En 1987, se emitió, en Francia, la primera certificación cuando Jean Baptiste de Vilmarín estableció el Esquema de Certificación de Playas (ECP), denominado Bandera Azul (BA), que se extendió a países de diferentes continentes y en dos categorías: playas y mares.
Los ECP son, ante todo, un reconocimiento que hace al Órgano Gestor de Playa (OGP), a los lugares donde se hace una administración con sobresalientes estándares de desempeño que ayudan a distinguir una alta calidad en servicios, manejo, educación, seguridad y protegen, a su vez, el ambiente natural, la salud pública y la integración de culturas. Las características más comunes de dichos reconocimientos son la aplicación voluntaria y el otorgamiento de un logotipo distintivo. Además, fomentan el cumplimiento de regulaciones locales, nacionales e internacionales, y la implementación de medidas ambientales y sociales más allá de lo exigido por la legislación vigente.
Evaluación. En 1996, el Laboratorio Nacional de Aguas de Costa Rica adaptó la filosofía de BA y se creó el “Programa Bandera Azul Ecológica” (PBAE), con el propósito de crear un incentivo para organizar a la sociedad civil mediante comités locales, en busca del desarrollo de las zonas costeras en concordancia con la protección de las playas. Esta iniciativa ha evolucionado a 10 categorías en sus 18 años de vigencia y se convirtió en un galardón con un gran sentido social debido a la alta participación de las comunidades.
Cabe aclarar que 11 países de Latinoamérica cuentan con algún tipo de certificación para sus playas. Brasil, Puerto Rico y República Dominicana adoptaron la certificación BA de Europa, mientras que Perú lo hace con una iniciativa denominada Ecoplayas, administradas por organismos no gubernamentales. En el 2003, en Uruguay, se creó el ECP denominado Playa Natural; en el 2005, en Argentina, surgió el ECP, conocido como IRAM-42-100; en el 2006, México estableció su propio ECP mediante la norma NMX-AA-SCFI-2006; en Perú nació el Premio Ecoplayas” y Panamá adoptó el PBAE de Costa Rica, con algunas modificaciones, en su territorio.
En el 2007, en Colombia, se creó el ECP mediante la norma NTS-TS-001-2 mientras que, en el 2008, Cuba inició su propia certificación denominada Playa Ambiental. De estos galardones, seis son dirigidos por entidades públicas en México, Colombia, Panamá, Argentina, Uruguay y Cuba.
En el caso del PBAE de Costa Rica, es administrado por una comisión nacional híbrida conformada por 7 entidades públicas y 4 privadas. Nuestro PBAE, si bien es el menos estricto por tratarse de un galardón y no precisamente de una certificación, es el más exitoso en participación y en número de playas galardonadas, al obtener 114 y 90 en el 2012, respectivamente. Según el Dr. Camilo Botero, de la Universidad de Magdalena,Colombia, este el programa más integral en participación ciudadana, debido a que cuenta con otras 9 categorías que abarcan diferentes sectores en beneficio del ambiente.
Este enfoque holístico del PBAE es esencial para proteger las playas, las comunidades, centros educativos, bosques, ríos y quebradas, para realizar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático e impulsar la promoción de la salud comunitaria. Solamente así se puede obtener la sostenibilidad del ambiente nacional e internacional.