¿Cómo era el rostro y qué aspecto tenía Francisca Carrasco Jiménez, mujer que forma parte del imaginario costarricense y cuyo nombre se ha reconocido como sinónimo de valentía?
Hasta donde sabemos, Pancha Carrasco (1816-1890) nunca fue retratada. El modo en que fue imaginada en las muy escasas representaciones pictóricas que se hicieron a comienzos del siglo XX dan cuenta de una mujer de temperamento fuerte y, a la vez, decidida a evadir el papel femenino típico de la sociedad patriarcal y la domesticidad.
En 1857, fue condecorada por el presidente Juan Rafael Mora Porras, junto con varios oficiales del ejército costarricense.
Carrasco terminó su vida en condiciones precarias, pues vivía de una modesta pensión mensual de quince pesos. Tras su deceso, a los 74 años, recibió honores militares correspondientes al grado de general de división. Sus restos descansan en el Cementerio General de San José.
En el Museo Histórico-Cultural Juan Santamaría, se conservan dos cuadros al óleo que la inmortalizan. Lejos de procurar alguna idealización de su figura, las pinturas representan a aquella mujer oriunda de Taras de Cartago que destacó como vivandera y soldadera del Ejército Expedicionario en la guerra contra los filibusteros (1856-1857).
Por un lado, el pintor Juan Zúñiga Azofeifa representa a Pancha Carrasco como una mujer madura y de fisonomía mestiza, cuya mirada no se dirige al espectador. Es evidente la intención de Zúñiga de plasmar a Francisca sin detalles escenográficos, prestando mayor atención al gesto y la postura.
La retratada viste blusa blanca y chal escarlata, y tiene una medalla engarzada y un sable ceñido al cinto.
Ezequiel Jiménez Rojas (1869-1957), por su parte, representa a Francisca Carrasco de cuerpo entero, sosteniendo un fusil con determinación, dejando abatido tras de sí a un enemigo.
Su figura se recorta sobre un paisaje plácido, simbolizando la paz que ella ayudó a conquistar en el teatro de la guerra. Esta obra (un tanto naíf) es de finales de la década de los cuarenta.
La figura de Pancha Carrasco adquirió relevancia post mortem, a finales del siglo XX. Es considerada heroína de reivindicaciones feministas, defensora de las libertades y benemérita de la patria.
Los retratos de Francisca Carrasco no solo nos recuerdan su heroísmo y fortaleza, sino también son una inspiración a seguir luchando por una Costa Rica más igualitaria.
El autor es historiador.