Varias comunidades limítrofes con Nicaragua están en estado de emergencia. El Ministerio de Salud identificó que el agua que abastece a unas 1.500 personas, en Crucitas y Pocosol, contiene hasta 65 veces la cantidad de mercurio permitida por la normativa nacional.
Además, según una noticia publicada el 25 de febrero, ocho pobladores se sometieron a análisis de sangre para evaluar su nivel de exposición al mercurio. Todos los resultados están por encima de los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Este alarmante problema de salud pública es producto de la negligencia de tres gobiernos que ignoraron el desastre ambiental, debido a la extracción clandestina del oro. En el 2017, escuchamos por primera vez sobre esta situación y hasta la fecha no existe un plan integral que resuelva el problema, solo dudas. Nos preguntamos cuál es el daño, qué debemos hacer y cómo contribuir a la posible solución, entre otras interrogantes.
La magnitud del daño no se conoce con precisión. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad Nacional en setiembre del 2018, existen niveles extraordinariamente elevados de mercurio en muestras de agua y sedimentos, peces y plantas, recogidas dentro y fuera de los lugares afectados por las explotaciones clandestinas. Ese mismo año, los resultados fueron confirmados por un estudio llevado a cabo por la Universidad Cornell, la UNA y la UCR.
Además, en un artículo del periódico La Nación de febrero del 2023 se publicaron los resultados del monitoreo de fuentes de agua realizado por el Ministerio de Salud, que reveló un incremento muy marcado de la concentración de mercurio entre mayo y noviembre del 2022, en todos los casos superior al 1.000 %. Estos resultados evidencian un aumento muy significativo en la contaminación. Sin embargo, todavía necesitan verificación, ya que no se ofrece información sobre el control de calidad del muestreo o del análisis de laboratorio.
Es necesario evaluar la exposición de las personas, plantas y animales a las sustancias peligrosas en la zona. Efectuar un estudio de este tipo implica entender cómo y cuánto de las sustancias se han transferido de un medio a otro. El mercurio tiene la capacidad de circular por el ambiente durante miles de años. Además, es preciso entender cuánto mercurio pudo haber migrado a los mantos acuíferos y si se está movilizando a través del agua subterránea, y hasta donde tiene el potencial de llegar.
Cuando la amalgama que produce con el oro se evapora, el mercurio es liberado a la atmósfera. En ese momento, lo inhala el minero artesanal o se condensa y deposita en el agua o suelo. También, es posible que alcance a peces o seres humanos, ya que tiene una forma molecular orgánica, el metilmercurio, sumamente tóxico y persistente en el ambiente. Por esta razón, es sumamente difícil, si no imposible, corregir la contaminación causada por el mercurio.
Es necesario hacer modelos que describan todos estos fenómenos para muestrear adecuadamente y entender cómo pudieron o podrían dispersarse estas sustancias. Por otro lado, es urgente trabajar de cerca con el personal médico para diseñar las campañas de monitoreo de salud pública, definir los mejores indicadores biológicos y tomar decisiones acertadas para disminuir la exposición de la gente a las sustancias peligrosas.
Es posible que el mercurio utilizado en Crucitas y sus alrededores, que ingresa al país desde Nicaragua, haya migrado desde las áreas donde es usado por los oreros. Es más, es muy probable que volviera a Nicaragua, transportado por los ríos y quebradas hasta el río San Juan. Es una historia de migraciones de personas y sustancias. Las migraciones de nuestro tiempo.
Es necesaria información científica fiable y de buena calidad para determinar la extensión del daño y los posibles impactos en el ambiente y la ciudadanía.
A largo plazo, una forma de prevenir que algo similar ocurra de nuevo es permitiendo la industria minera responsable y sostenible. Al final de cuentas, si existe un recurso de valor en el subsuelo, se va a extraer, ya sea de forma regulada o clandestinamente. A corto plazo, es necesario conformar un equipo interdisciplinario, pequeño y ejecutivo, que establezca una hoja de ruta. Hay problemas complejos legales y sociales, como el del arbitraje de Infinito Gold contra Costa Rica, por la anulación de su concesión minera, que deben tomarse en cuenta como parte de la solución.
El equipo interdisciplinario se beneficiaría de la orientación de un consejo asesor internacional, que aporte una perspectiva independiente e informada. Ha habido casos complejos de contaminación de suelos y aguas subterráneas con metales, causados por la actividad minera o industrial en países como Estados Unidos y el Reino Unido, por lo que expertos o asociaciones especializadas de esos países contribuirían muchísimo.
Dar el paso y tratar con seriedad el problema será la forma de apoyar el ambiente y a nuestras comunidades, y seremos capaces de mirar hacia el norte sin vergüenza.
Esteban Gazel Dondi es catedrático de geoquímica en la Universidad Cornell.
Emma Tristán Montero es geoquímica y directora de Futuris Consulting.
