En los últimos 20 años, la pobreza en Costa Rica ha permanecido estancada en aproximadamente un 20%, y el número de personas que hoy viven en esa situación supera el millón. Sería injusto descalificar los esfuerzos y avances hechos por el país en el pasado. La robustez de la red social de política selectiva y universal es una de las fortalezas de Costa Rica.
No obstante, es claro que debemos cambiar e innovar el abordaje del problema si queremos una reducción efectiva de la pobreza y un avance en las variables de desarrollo humano.
El dilema concreto es: ¿Qué no ha funcionado y qué debemos hacer distinto desde esta administración para obtener resultados?
Puente al Desarrollo. En la estrategia nacional de reducción de la pobreza (Puente al Desarrollo), el sector social de la administración Solís Rivera ha planteado una forma diferente de hacer las cosas. Para el efectivo abordaje del problema de la pobreza, se ha partido del uso de herramientas innovadoras, como la articulación sistemática en el Consejo Presidencial Social, la implementación de la plataforma de mapas sociales, el índice de pobreza multidimensional y el avance agresivo en la implementación de un registro único de beneficiarios.
Como parte de la estrategia de pobreza, y en el caso de la pobreza extrema –compromiso central de la administración–, el Puente al Desarrollo ha planteado un plan específico para su reducción.
Archipiélago institucional. Hay dos características que destacan en la forma en que se ha venido trabajando en el sector social: la dispersión y la atención por demanda.
La oferta institucional está dispersa entre un archipiélago institucional; si una familia en pobreza extrema necesita una beca escolar, debe ir a una institución. Si requiere una para secundaria, debe ir a otra. Si busca un bono de vivienda, debe ir a una tercera, y si solicita un seguro debe acudir a una cuarta, y así sucesivamente. El sistema somete a la población en pobreza extrema a este periplo.
Además, como el sistema está diseñado para ser de “atención en ventanilla”, quienes consiguen las ayudas son quienes tienen mayor acceso a la demanda. Esto sin ahondar en los requisitos. Las personas en pobreza extrema tienen el dilema diario de conseguir lo mínimo para subsistir y difícilmente llegan o conocen la oferta de las instituciones.
Un cambio. Conscientes de que debemos vincular a las familias en pobreza extrema con la oferta institucional, Puente al Desarrollo se ha trazado como objetivo garantizar a la población en pobreza extrema el acceso a programas, proyectos y servicios sociales de forma preferente, articulada e integral.
Para ello, hemos creado la figura de los cogestores sociales: profesionales adscritos al IMAS, trabajadores de campo, que llegan hasta las familias en pobreza extrema.
Los cogestores hacen primero un diagnóstico de la familia en pobreza extrema, luego le desarrollan un plan familiar, y pasan a ser el vínculo entre las necesidades de la familia y la oferta interinstitucional.
De esta manera se logra vincular a la familia en pobreza extrema con beneficios como la asistencia básica del IMAS, la beca del Fonabe de primaria, la beca Avancemos de secundaria, las capacitaciones del Inamu y del INA, la pensión del Régimen No Contributivo de la Caja y el seguro por el Estado, así como el bono de la vivienda e incluso la Banca para el Desarrollo.
El programa no es asistencial, pues las ayudas están condicionadas al cumplimiento del plan familiar diseñado por el cogestor. Es decir, una vez cursado el programa, la familia debe haber desarrollado capacidades que antes no tenía, educativas, de salud y para el empleo.
La familia que no cumpla el plan de promoción pierde el acceso preferente a la oferta interinstitucional.
El plan proyecta tener 160 cogestores distribuidos en todo el país, y cada uno tendrá a cargo 170 familias. En el 2015 y el 2016, se trabajará con 27.300 familias de los 75 distritos del país que más pobreza extrema concentran, y al final de los cuatro años de administración la meta es haber atendido a 54.600 familias mediante esta modalidad. El plan lo pueden descargar en www.imas.go.cr.
A la fecha, hay 58 cogestores en campo y las primeras 5.000 familias ya están siendo atendidas.
Las visitas periódicas del cogestor a la familia permiten el seguimiento, lo que hace que la inversión social sea de mayor provecho. Además, el control del proceso en el registro único de beneficiarios permitirá la transparencia y la auditoría interna y externa del plan.
Puente al Desarrollo y sus cogestores se unen a los elementos innovadores, piezas fundamentales en el esquema de cambio en la reducción de la pobreza que el Gobierno de la República está llevando adelante.
El autor es Ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social.