Desde la Antigüedad se ha considerado que el clima influye en el origen y naturaleza de algunas enfermedades. La relación se atribuyó a las fuerzas sobrenaturales hasta que en el siglo IV a. C. Hipócrates rechazó las supersticiones, leyendas y creencias populares como causantes de las enfermedades. Además, separó la medicina de la religión, argumentando que las afecciones no eran castigos infligidos por los dioses, sino la consecuencia de factores ambientales, la dieta y los hábitos de vida.
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Según se desarrolla la civilización, se diferencian «escuelas» entre quienes se abocan a procurar un mejor clima o ambiente y quienes tratan las enfermedades, pero ambas procuran lugares más «saludables» que otras, e indican qué cambios de clima en un lugar determinado predisponen o vuelven vulnerables a los seres humanos a ciertas enfermedades. El carácter saludable Hipócrates lo precisó con sabiduría en una de sus obras, titulada Aforismos, la cual en la sección tercera indica que cada enfermedad está naturalmente bien o mal dispuesta con otra, y en las épocas de la vida respecto a estaciones del año, países y dietas.
En el aforismo 19 sostiene que todas las enfermedades se producen en todas las estaciones, pero durante algunas de estas se producen y se agravan «especialmente algunas de aquellas».
Estos aforismos son una declaración breve que expresan una doctrina o principio aplicable a lo largo de los tiempos. Es así como en la actual crisis de la covid-19, causada por el coronavirus SARS-CoV-2, es menester analizar si la transmisión del virus tiene relación con el clima o las estaciones del año.
Estudios llevados a cabo en diferentes lugares del mundo establecen como hipótesis que el SARS-CoV-2 es menos transmisible en clima cálido y húmedo. En estos ambientes se recomienda la práctica del deporte o ejercicios al aire libre, y mayor exposición al sol para reactivar la producción de vitamina D, esencial para regular el sistema inmunitario.
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Por otro lado, entre las razones que apoyan la hipótesis de una mayor transmisión en invierno estarían las relacionadas con el hacinamiento, la actividad humana y el contacto físico.
A la luz de estas relaciones, en Costa Rica, el Laboratorio Nacional de Aguas efectúa dos estudios; uno general, titulado Las estaciones climáticas y la covid-19 en América Latina, y otro más específico, Radiación solar y la covid-19 en Costa Rica.
En el primero, los resultados preliminares indican que de 51 olas de la pandemia sufridas hasta el momento en los 21 países de América Latina, el 24,5 % tuvo su pico más alto de contagios en verano, un 69,8 % en invierno, el 5,7 % en otoño y cero en primavera, es decir, desde Hipócrates al SARS-CoV-2, el aforismo 19 se cumple al pie de la letra, prueba de que la influencia del clima en algunas enfermedades sigue vigente 2.500 años después de la muerte de este médico de la antigua Grecia.
El autor es salubrista público.