Nuestra sociedad carece de una estrategia de detección y seguimiento del talento que les permita a maestros y profesores descubrir aptitudes deportivas, científicas, artísticas, creativas o empresariales. Y los talentos se pierden. Esto no es una tragedia, es un punto de partida.
Aunque sucede en todos los campos, me enfocaré en el talento literario de escolares y colegiales. La raíz del talento literario es la inteligencia lingüística, definida por Howard Gardner como “la sensibilidad al significado de las palabras, su orden, los sonidos, ritmos, inflexiones y las diferentes funciones del lenguaje…”. Tiene esta inteligencia quien siente el impacto de las palabras con intensidad. Esta sensibilidad se puede articular prácticamente al alcanzar metas a través de las palabras.
Talento literario. Quienes tienen esta inteligencia se comunican bien, saben escuchar, disfrutan de la lectura y claro, escriben. Un buen rendimiento es ya escribir. Para Robert Mackee, el talento literario consiste en la “conversión creativa de un lenguaje ordinario en una forma superior, más expresiva”, por eso decimos que es un nivel superior de la inteligencia lingüística. Y como los talentos deportivos, se puede entrenar.
Honestamente, se le puede ofrecer al estudiante con talento literario que si lo gestiona con disciplina y compromiso puede convertirse en una profesión exitosa y hacer su vida más rica, diversa, expresiva y artística, al estimular el deseo de superación. Un alumno puede descubrir su talento en un taller literario, así como surgen talentos deportivos o musicales espontáneamente.
La detección del talento literario no sucede accidentalmente, supone fases con objetivos que confirman el trabajo como factor de éxito. “La búsqueda del talento no es tanto una cuestión de selección del talento sino, sobre todo, una cuestión de individualización y conservación del talento” (Schiling). El talento literario se entrena, para convertirlo en éxito, incluso en genialidad.
Los profesores de español son ideales para detectar este talento, pero se les deben suministrar estrategias para no recargar sus ya pesados programas, que consumen su jornada.
El talento se articula en la práctica y entre otras tareas del estudiante. El camino hacia el talento es el trabajo. Detectar su talento es ayudar a un estudiante a encontrarse y conocerse, a saber quién es y quién puede ser. Detectada esta habilidad hay que desarrollarla, el protagonista es el estudiante, pero el colegio y la casa son vitales: desde el respeto a su individualidad hasta la valoración de sus logros.
El entorno de un estudiante escritor no es caro ni complicado: una mesa, un celular o un cuaderno son herramientas. Se puede ser escritor sin escribir, pero es como ser futbolista sin pisar una cancha. A un estudiante talentoso no debe hacérsele sentir superior, además de mantener su buen rendimiento académico debe hacer una “milla extra” como escritor.
Una detección “a puro ojo” del profesor es posible porque los profesores tienen sensibilidad y capacidad de observación. Los profesores pueden animar a los estudiantes a escribir un diario, buscar palabras nuevas, inventar historias, contarlas a la clase y crear blogs con sus escritos y los de sus compañeros.
Semillero. El Festival Estudiantil de las Artes del Ministerio de Educación Pública (MEP) es un semillero de artistas, de escritores; es un campo de trigo joven que con abono florecerá en carreras literarias.
Y ahora le hablo al estudiante: si tenés talento literario, estás ante los maravillosos mundos de la literatura: de la creación de personajes, de historias, de la expresión de ideas y sentimientos, de trasladar tus universos internos hacia los demás.
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El talento literario con compromiso y disciplina puede llevarte a representar al país en el extranjero, a publicar libros, a poner tu nombre en la portada de la literatura. Pueden publicar en revistas, en webs, blogs, antologías, participar en concursos literarios nacionales e internacionales, optar por becas y hasta autopublicar libros. La Editorial Costa Rica tiene el Premio Joven Creación en novela, cuento y poesía. Y hay muchos premios internacionales para escritores jóvenes e inéditos.
De niño yo quería ser astronauta y terminé siendo escritor. Y se los digo, esta es una buena vida.
El autor es escritor e investigador.