El científico australiano Paul Zimmet acuñó hace 20 años el término “diabesidad”, para señalar el vínculo incuestionable que existe entre la diabetes y la obesidad. El doctor Jorge Braguinsky, nutriólogo argentino, completó este concepto: “La diabetes sigue a la obesidad como la sombra al cuerpo”.
Una gran parte de los problemas de salud que ocurren en nuestro país guardan relación con distorsiones alimentario-nutricionales que conducen a la obesidad y, con frecuencia a la diabetes, “enfermedades crónicas no transmisibles” que han avanzado en forma solapada y se han convertido en una epidemia. Duele admitirlo: logramos derrotar la desnutrición, pero le abrimos las puertas a la obesidad y a la diabetes.
Costa Rica participó en un estudio global sobre la evolución del Índice de Masa Corporal (IMC) en 200 países, desde 1975 hasta el 2014. En el año inicial la mitad de los ticos, el 50,7%, tenía peso normal, cifra que descendió al 34,4% en el 2014. El sobrepeso subió del 25% al 36 % y la obesidad (IMC+30 %), del 5,8% al 23,5%. Es innegable que durante un lapso de 39 años ocurrieron cambios en la conducta alimentaria que propiciaron el sobrepeso y la obesidad.
La Encuesta Nacional de Nutrición 2008-2009 confirmó estas cifras. En el grupo de 20 a 64 años, el 62,4% de los hombres y el 66,6% de las mujeres tenía sobrepeso u obesidad. La obesidad debe ser considerada no solo como un problema estético, sino como una amenaza para la salud, ya que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes.
Los motivos
Las familias con ingresos bajos consumen una dieta compuesta, mayormente, por arroz, harinas refinadas, frijoles, queso, huevos, embutidos y una reducida lista de verduras y frutas. Una dieta alta en calorías, pero con escaso poder de saciedad.
Los grupos de ingresos medios y altos tienen acceso a una alimentación más variada y a una vida social más activa, en la que son frecuentes los queques de cumpleaños en la escuela, hogar y oficina; los pedidos de comidas rápidas; los paseos con preparaciones locales ricas en grasas y calorías; refrescos y reposterías cada vez más voluminosas. Mientras tanto, las frutas y verduras languidecen en la refrigeradora, tomamos pocos líquidos y somos cada vez más sedentarios.
Entre los factores que contribuyen a la génesis de la obesidad, a edades tempranas, figura el uso de celulares, tabletas, televisión y otros medios electrónicos, que generan sedentarismo, ingesta de bebidas azucaradas y bocadillos “chatarra”. La dieta se empobrece aún más durante la adolescencia; la ingesta de verduras, frutas y frijoles por parte de los estudiantes es escasa.
Sobre diabetes
En cuanto a la diabetes, la última Encuesta de Factores de Riesgo Cardiovascular realizada por la CCSS, en noviembre del 2021, reveló que el 14,8% de la población costarricense mayor de 19 años sufre de diabetes. El INEC informó que, en el 2020, durante la pandemia, perdieron la vida 2.267 personas por diabetes mellitus, un 32,6 % más que en el 2019.
Alrededor del 70% - 80 % de los pacientes diabéticos son obesos. Por tanto, prevenir la obesidad influye directamente en la prevención y control de la diabetes Mellitus tipo 2, (DM2), la de mayor prevalencia en Costa Rica. El incremento del tejido adiposo abdominal aumenta la resistencia a la insulina y propicia el síndrome metabólico y el inicio de la diabetes.
La atención integral de este binomio permite atacar en forma simultánea las morbilidades asociadas: hipertensión arterial, dislipidemias y problemas cardiovasculares o renales.
Algunas de las estrategias tendientes a frenar esas cifras crecientes enfatizan en la prevención y el diagnóstico temprano durante la niñez y la adolescencia, con énfasis en la población con antecedentes familiares. Es fundamental contar con un equipo multidisciplinario que atienda al paciente y estudiar la posibilidad de incorporar al tratamiento técnicas, equipos modernos y una nueva generación de medicamentos contra la diabetes que parecen haber demostrado una eficacia sorprendente para el control de la obesidad.
La educación nutricional a todo nivel, dirigida a padres de familia, escolares y personal docente, es el instrumento más poderoso y duradero para lograr avances significativos a corto y largo plazo.
La autora es nutricionista.