De los grandes errores y los éxitos deportivos se extraen valiosas enseñanzas. Son oportunidades para la diplomacia deportiva y un renovador proyecto para moverse, ya que eso es el deporte. El último informe sobre salud pública indica que Costa Rica es una nación de obesos, de gente que no se ejercita lo necesario.
Lo positivo es que tenemos cuatro facultades de ciencias del deporte, escuelas de nutrición y especialistas en medicina deportiva que unidos pueden sugerir un programa de movimiento para mejorar la salud de los costarricenses. Y no olvidemos las organizaciones futbolísticas y otros deportes cuyo impacto es esencial en el deporte, si se lo proponen.
El intercambio deportivo también se apoya en amplias experiencias de los jugadores en prestigiosos clubes de fútbol internacionales, que deben ser aprovechadas.
Para comprender la diplomacia deportiva se debe tener en cuenta el soft power y la diplomacia pública. El primero fue definido por Joseph Nye como la habilidad de una nación para obtener las ganancias deseadas a través de su cultura, valores y presencia en el exterior, sin hacer uso de recursos militares (hard power). Por su parte, la diplomacia pública es, de acuerdo con Nicholas Cull, el intento de un actor internacional de gestionar el entorno internacional mediante el compromiso con un público extranjero.
Costa Rica debe cambiar su enfoque deportivo, centrarse en la renovación y atraer lo mejor del deporte mundial, lo cual ocurrió en diferentes oportunidades, pero para ello hay que tener una visión correcta a fin de aprovechar la diplomacia deportiva y un seguimiento de todos los contactos privados y públicos que se han hecho a lo largo de los años. Un Bora Milutinovic siempre es un referente de consulta, a pesar del tiempo, al igual que un Jorge Luis Pinto. Necesitamos profesores de calidad mundial.
En esto, no solo los gobiernos deben ser útiles, sino también los entrenadores cuando participan en cursos internacionales en academias de Holanda, Alemania, Italia, Corea, etc. La visión de conjunto del país no se debe perder. La educación superior mejora cuando es apoyada por la visita de profesores de prestigio.
Hemos perdido numerosos ciclos competitivos internacionales, como olimpíadas y otras categorías mundiales y regionales de fútbol. Costa Rica consiguió en atletismo, esgrima y otros deportes victorias valiosas. Producto del esfuerzo individual y familiar de los atletas, se alcanza el éxito en diferentes especialidades. En todo programa de competitividad deportiva, Costa Rica debe considerar a las familias como elemento motivador y de seguimiento.
Las dificultades financieras no son razón para detener la diplomacia deportiva. Tenemos muchos especialistas en las escuelas de deporte que llevan adelante programas para el mejoramiento de la disciplina.
El objetivo debe ser hacer crecer en el país los juegos deportivos regionales para ahorrar en transporte y con la participación de los profesores de Educación Física que tenemos. Uniendo esfuerzos públicos y privados es posible levantar la calidad deportiva.
Hay un ministro de Deportes, una Dirección de Deportes y un Ministerio de Educación que tienen cantidad de profesores de Educación Física, e instituciones privadas con programas deportivos desde golf hasta atletismo.
Adecuadamente coordinados, deberían ofrecer la posibilidad de intercambios a toda la sociedad, incluida la población de la tercera edad, que requiere las ciencias del movimiento para su salud.
El autor es diplomático.