Algunos laboratorios de las universidades públicas, en conjunto con el Laboratorio Nacional de Aguas (LNA) del AyA, han hecho estudios sobre la calidad del recurso hídrico en sus diferentes usos.
El LNA ha evaluado 2.363 acueductos e identificando 4.580 fuentes de abastecimiento, de las cuales 321 son superficiales (48 con tratamiento convencional y 273 sin él) y 4.259 subterráneas (967 pozos y 3.292 nacientes), que abastecen al 35 y 65 % de la población, respectivamente.
El principal riesgo de contaminación es microbiológico o fecal; sin embargo, en los últimos 12 años, el LNA ha detectado y cuantificado otros químicos en varias fuentes de agua, tanto de origen antropogénico (causados por el ser humano) como naturales.
En lo que lleva el siglo XXI, se han encontrado hidrocarburos en la planta potabilizadora de Guadalupe (2001), en río Quebradas de Pérez Zeledón (2002), en la planta de Los Sitios de Moravia (2003), en la planta alta de Tres Ríos, en el agua del embalse El Llano en Orosi (2004), en el pozo AB-1089 en Barreal de Heredia (2005), en fuentes de Moín por el incendio en Químicos Holanda (2006), en la planta de San Ignacio de Acosta (2007) y en un pozo privado frente a la gasolinera El Lago en Tilarán (2011).
También, se han descubierto nitratos en Banderillas (2005) y Tierra Blanca (2009) de Cartago; plaguicidas en El Cairo, Milano y Luisiana de Siquirres por las plantaciones de piña (2003-2008) y en Veracruz de San Carlos (2008-2009); y niveles de arsénico superiores al valor de la norma en Cañas, Bagaces y El Jobo de La Cruz de Guanacaste (2010-2011), que se supone es de origen volcánico.
Por la emergencia en Tibás, Moravia y Goicoechea, el AyA está siendo duramente cuestionado desde todos los flancos, incluidos el Ministerio de Salud, la Aresep, la Defensoría de los Habitantes, las municipalidades de esos cantones y la población afectada.
Su actuar durante esta situación es calificada de deficiente, esquiva, tardía, negligente, etc. Sin embargo, desde la noche del lunes 22 de enero el Laboratorio Nacional de Aguas activó sus protocolos y planificó, junto con la Dirección de Plantas Potabilizadoras de la GAM, un primer muestreo en horas de la mañana del martes para verificar la existencia de contaminación, con seguimiento hasta hoy y una frecuencia diaria.
Lamentablemente, por aspectos meramente técnicos, los resultados de los análisis tardan entre 24 y 48 horas en obtenerse, por lo que la verificación de la contaminación con hidrocarburos se tuvo el miércoles.
Como bien manifestó el personal técnico de la Universidad de Costa Rica, la identificación de hidrocarburos debe hacerse por descarte, razón por la cual el tiempo para indicar en forma exacta la causa podría prolongarse.
Estos episodios concuerdan con el período de transición ambiental de un país subdesarrollado a uno en vías de desarrollo, en donde aún prevalece la contaminación fecal, pero que comienza a sufrir contaminaciones de otro tipo que ponen en riesgo la salud humana, por lo que es necesario poner en funcionamiento planes de seguridad del agua en los acueductos con el propósito de determinar previamente los riesgos de contaminación en las cuencas, fuentes de agua, sistemas de potabilización, tanques de almacenamiento y redes de distribución, además de promover el manejo adecuado en el hogar, utilizando “barreras” para minimizar los riesgos.
La aprobación de una nueva ley de aguas es fundamental, pero sobre todo que las autoridades sanitarias apliquen las vigentes. En vista de lo expuesto, es imprescindible que los comerciantes, industriales y agricultores apliquen su sabiduría y sentido común para prevenir y evitar la contaminación de las fuentes de agua. Esta situación podría afectar más adelante a sus propios hijos, nietos y a la población en general.
El autor es microbiólogo y salubrista público, director del Laboratorio Nacional de Aguas del Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA).