El 25 de noviembre, Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, la fecha tuvo un significado diferente en Israel. El 7 de octubre, terroristas de Hamás asesinaron y violaron a cientos de mujeres y secuestraron a otras 100 de entre 3 y 86 años.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) guarda silencio, traicionando a las víctimas y la razón de ser de una organización a cargo de defender los valores y derechos humanos.
Además, el grupo terrorista Hamás publicó en sus redes sociales las primeras imágenes de violencia de género. Los cadáveres semidesnudos de mujeres israelíes fueron expuestos ante el mundo.
Una sobreviviente relató una violación en grupo y cómo la mujer sufrió horrores a manos de los terroristas de Hamás. “Inclinaron a una mujer y entendí que la estaban violando. Luego la pasaron a otra persona. Ella estaba viva. Se puso de pie y sangraba. Vi que la tiraron del cabello”.
Desde el 7 de octubre, una comisión civil encargada de los crímenes cometidos por Hamás ha encontrado pruebas de que los terroristas tenían instrucciones específicas de violar y mutilar a mujeres y niñas israelíes.
Los hallazgos demuestran el odio con que actuaron. Muchas de las mujeres y niñas violadas tenían huesos pélvicos rotos. También muchas fueron mutiladas antes de morir.
Esta sistemática y extrema violencia de género incluyó un elemento adicional al dolor psicológico: familiares de las víctimas presenciaron las horrorosas violaciones y asesinatos de sus seres queridos.
Frente a estas pruebas, organismos como la ONU y otras entidades internacionales guardan silencio y decidieron ocultar estas atrocidades bajo la alfombra.
Hasta el 24 de noviembre, Sima Sami Bahous, directora ejecutiva de ONU Mujeres, se refirió por primera vez a la violencia de género; sin embargo, de una forma ambigua y sin mencionar quiénes son las víctimas y quiénes los perpetradores.
El 29 de noviembre, António Guterres, secretario general de la ONU, condenó finalmente a Hamás por la violencia sexual que perpetró. Muchas otras entidades de la ONU y organizaciones de mujeres no se han pronunciado ni condenado tales atrocidades, a pesar de las pruebas remitidas por organizaciones de mujeres israelíes desde el primer día.
Recientemente, brilló un rayo de esperanza gracias a la liberación de algunas mujeres y niñas y de varios niños secuestrados por el grupo terrorista Hamás. Ellos vivieron horrores y atrocidades durante su cautiverio y varios volvieron a sus hogares sin un padre, una madre o hijos.
Otros fueron testigos de cómo su familia fue masacrada antes de ser secuestrados. La liberación del resto de los rehenes, hombres, mujeres, niños y ancianos, es un imperativo.
El gobierno estadounidense ha expresado su preocupación por las mujeres que aún están retenidas por Hamás, que están siendo sometidas a abusos sexuales durante su cautiverio.
Las mujeres y los niños palestinos son también víctimas de Hamás, han vivido y viven el horror del abuso y de ser utilizados como escudos humanos.
Los organismos deben velar por el bienestar de las mujeres y los niños, y exigir que la organización terrorista detenga la atroz práctica.
La autora es embajadora de Israel en Costa Rica.