Para Donald Trump, los culpables siempre son otros. Así, la guerra en Ucrania fue provocada por Volodímir Zelenski, no por los invasores rusos.
Los inmigrantes son los culpables de la mayoría de homicidios que ocurren en Estados Unidos. Esto, cuando no están muy ocupados comiéndose los gatos y perros de las ciudades donde les han dado refugio.
Cualquier debacle económica que acontezca en el país es responsabilidad de la anterior administración y Joseph Biden es particularmente culpable. Imaginamos que la culpa de los efectos económicos que sufran los estadounidenses a causa de las tarifas que Trump desea imponer a los países con los que comparte frontera, Canadá y México, será de esos países y sus dirigentes.
A fin de cuentas, ellos son los que no están deteniendo el tráfico de fentanilo a través de sus fronteras. Porque los culpables del problema de las drogas y las sobredosis son ellos, jamás los estadounidenses, actualmente los mayores consumidores de estupefacientes del mundo.
Hablando propiamente del Gobierno Federal, los grandes fraudes detectados por la agencia DOGE, de los que sigue sin aportar pruebas, son culpa del “Estado profundo”, el mismo que ahora está siendo detenido de forma heroica por Trump o Elon Musk. Aquí, la responsabilidad no queda clara. Después de todo, siempre es bueno tener a quién culpar si las cosas no marchan como se espera.
Como cuando lo condenaron por dar sobornos a la actriz porno Stormy Daniels. En este caso, Trump negó haberse acostado con ella, pero admitió haber autorizado el pago para evitar una extorsión, es decir, ser obligado a realizar algo bajo coacción o intimidación. Algo parecido a lo que él hace supeditando cualquier ayuda para Ucrania a la firma de un contrato leonino.
En todo caso, cuando fue condenado por este y otros delitos, declaró que él era “un hombre muy inocente”, y que el juicio había sido arreglado en su contra. Siempre hay que confiar en la palabra del señor Trump. Por la inocencia de sus votantes, ahora Estados Unidos tiene al primer presidente con antecedentes penales guiando sus destinos.
Confiar fue lo que hizo la revista Forbes cuando Trump, usando el alias de John Barron, les dijo que tenía más dinero del que en realidad poseía para ser incluido, por primera vez, en la lista de personas más ricas de Estados Unidos. Cuando en 2023 fue retirado de dicha lista por no cumplir con los requisitos, culpó a los supuestos accionistas chinos de la revista de tener una vendetta en su contra.
También confiaron quienes pagaron por recibir una educación sobre el negocio de los bienes raíces en la llamada Universidad Trump. Aquí, más de 5.000 personas invirtieron montos de hasta $34.000, por lo que ni siquiera recibieron un título para exhibir. Trump tuvo que pagar una millonaria suma para llegar a un acuerdo con sus víctimas en 2017. Nunca aceptó responsabilidad, y se limitó a decir que llegó a un acuerdo porque, al haber sido recientemente elegido presidente, no tenía tiempo de enfrentar a sus acusadores en un juicio.
Creer en Donald Trump también implica, muchas veces, hacerlo en sus amigos. Por ejemplo, Vladímir Putin, ese que suele no respetar acuerdos, pero que ahora de seguro lo hará, ya que Trump nos ha dado su palabra. O como hizo en campaña, cuando prometió tener a la clase trabajadora como prioridad, para lo cual está dando importantes beneficios fiscales a negocios y hogares más ricos, financiando esto con recortes al presupuesto en áreas como salud o alimentación. Eso del goteo nunca ha servido, pero esta vez sí lo hará porque Trump lo dice.
Y es que en eso se resume el mandato de Trump: "Hágase como yo digo", sin espacio para cuestionar. Ya hasta el golfo de México ha cambiado de nombre a “golfo de América” por deseo del presidente Trump, y quienes no han aceptado esta nueva realidad, como en el caso de la Associated Press (AP), han sido censurados y no pueden tener un corresponsal en la Casa Blanca.
Desde los años 1950, toda la moneda circulante de Estados Unidos lleva como leyenda “En Dios confiamos”. Ahora, con el dólar perdiendo terreno frente a otras monedas, culpa de una guerra contra el libre comercio y, de paso, el sentido común, no sería raro que en un futuro tengamos un dólar solo sustentado en la leyenda de “En Trump confiamos”.
Esperemos que las copias Wish de Trump que pululan en la región no tomen nota. Sí, las cosas para la democracia en nuestra región van mal, pero viendo lo que pasa en otros lados, no existe duda de que pueden ir peor.
scasas@ymail.com
Sebastián Casas Zúñiga es abogado, máster en Derecho por la London School of Economics y con una maestría en Finanzas por la Universidad de Cambridge.
