Algunos le ponen mayúscula a aquel “maduro” del título. La verdad, poco le sirve haber sido chofer de bus, siendo ahora conductor, nada menos que de su país.
El viejo Figueres retrocaría que es “lo mismo pero distinto”: se maneja el chunche como se domestica a la gente.
Recién, al leer en este mismo matutino que los dinosaurios se transformaron en pájaros, asocié otra vez con ese, que también le dicen inmaduro. Tiene de otro pájaro prehistórico, porque el tipo de socialismo que pregona se volvió insostenible: a punta de mística y precios altos del petróleo, su compinche san Deschavetado algo logró, pero ahora, adiós.
Se me comenta que, al aludido, en su país también le dicen “ladilla”. Según el diccionario, ello no refiere ni a comida ni a pájaro, sino a “insecto (…) que vive parásito en las partes vellosas del cuerpo humano (…) y cuyas picaduras son muy molestas”. ¡Buen ejercicio léxico! Nada chévere, pues fastidia y fastidia… Y, coterráneos de él o no, los fritos somos nosotros. valembois@ice.co.cr
El autor es educador.