La gran demanda de atención de trastornos emocionales se agravó por las secuelas de la pandemia y otras condiciones asociadas, tales como la crisis económica, la guerra en Ucrania, el cambio climático, los ataques cibernéticos, las largas listas de espera y la saturación por emergencias psiquiátricas.
Al problema no se le ha dado la debida atención. Faltan recursos humanos, financieros y tecnológicos para prevenir los intentos de suicidio y los suicidios mismos, los homicidios, el consumo de sustancias psicoactivas —especialmente por los jóvenes— y los trastornos depresivos y de ansiedad, que se manifiestan todos los días como frustraciones, enojo, conductas explosivas cuando se maneja vehículos, violencia doméstica y de género, crisis de pánico, violencia social, accidentes de tránsito y atropellos, y conflictos frecuentes en los centros educativos.
El hospital de Grecia no tiene un psiquiatra de planta, ni servicio de internamiento en psiquiatría, y no cuenta con guardia en psiquiatría; en el de Liberia, había dos psiquiatras, pero uno se pensionó y el que queda debe hacerse cargo de todo un centro médico sin servicio de internamiento y sin especialista que se encargue de la guardia.
En la clínica Marcial Rodríguez de Alajuela trabajaban dos psiquiatras. Una se jubiló y la otra terminará el preaviso el 12 de octubre; la Moreno Cañas no tiene psiquiatra.
El hospital Calderón Guardia es el único donde disponen de servicio de internamiento en Psiquiatría, pero carecen de profesional después de las 10 p. m., y de los 18 psiquiatras que tenía solo quedan 9.
El San Juan de Dios y el México tampoco ofrecen internamiento en Psiquiatría ni tienen quien haga la guardia. Un hospital nacional especializado, como el de Niños, tampoco brinda servicio de internamiento en Psiquiatría, y aunque las estadísticas demuestran que los intentos de suicidio se presentan a partir de los ocho años, tampoco cuentan con un psiquiatra de guardia, por ende, los casos se envían al Hospital Nacional Psiquiátrico, cuyo Servicio de Urgencias está colapsado al igual que las unidades de terapia intensiva y los salones de internamiento.
Esto quiere decir que estamos retrocediendo como 50 años al concentrar los internamientos en hospitales psiquiátricos, todo lo contrario a lo acordado en la Declaración de Caracas y en el Consenso de Panamá.
Un gran número de psiquiatras optan por renunciar, como hicieron los médicos especialistas en cirugía reconstructiva del Hospital México. Hay una diáspora de casi todos los profesionales de la CCSS a causa de la demanda de servicios, un clima laboral desgastante, estrés originado por la carga de trabajo, falta de incentivos, extensos tiempos de atención para pacientes nuevos y de seguimiento.
Los trastornos mentales y del comportamiento no son como una gripe, como un infarto o una fractura ósea, requieren tiempo para explorar la psiquis del paciente y atender a los familiares que son la fuente primaria de información. Durante el 2021 y el 2022, nueve psiquiatras salieron de la institución, otro tanto prepara su partida y cinco se pensionaron en las mismas fechas. No se preparó la generación de reemplazo.
La crisis fue denunciada ante la Junta Directiva de la CCSS a mediados de setiembre por 182 médicos psiquiatras, la mayoría con muchos años de laborar en servicios operativos, y no ha habido respuesta.
El lema del Día Mundial de la Salud (10 de octubre) es “Que la salud mental de todos sea una prioridad mundial”. Que sea un compromiso del gobierno como un todo y de la sociedad en general.
Este artículo fue escrito por el presidente de la Asociación Costarricense de Psiquiatría y 182 profesionales más.