Una pandemia cumple dos criterios o requisitos. El primero es que el brote afecte a más de un continente y el segundo, que los casos infecciosos comiencen a generarse por transmisión comunitaria, es decir, dejan de ser importados.
En cuanto a la enfermedad del coronavirus 2019, conocida por el acrónimo en inglés covid-19, causada por el virus SARS-CoV-2, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote una pandemia el 11 de marzo del 2020; sin embargo, un grupo de expertos considera que la expresión no se ajusta a la realidad y debe considerarse una sindemia.
El término fue acuñado en los años noventa por el médico estadounidense Merrill Singer, quien lo desarrolló en el 2009 en su libro Introduction to Syndemics: A Critical Systems Approach to Public and Community Health.
Singer define sindemia como la suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades concurrentes o secuenciales en una población con interacciones biológicas que exacerban el pronóstico y carga de la enfermedad; en concreto, se habla de sindemia cuando «dos o más enfermedades interactúan de forma tal que causan un daño mayor que la suma de estas dos enfermedades».
Estos sistemas se desarrollan en un marco de inequidad sanitaria, caracterizado por la pobreza, el estrés o la violencia, y son estudiados por epidemiólogos y antropólogos médicos interesados en la salud pública.
El Dr. Richard Horton, editor jefe de la revista médica The Lancet publicó que la denominada pandemia de covid-19 debería ser considerada una sindemia porque «el SARS-CoV-2 interactúa con enfermedades no transmisibles (diabetes, cáncer, problemas cardíacos, etc.), y además lo hace en un contexto social y ambiental caracterizado por inequidad o desigualador social».
La mayoría de las muertes por covid-19 en el estado de Nueva York han estado relacionadas con hispanos y personas de la etnia negra.
El propio Singer explica que, a raíz de la covid-19, «se ve un índice desproporcionado de resultados adversos en comunidades empobrecidas de bajos ingresos y de minorías étnicas».
Actualmente, el confinamiento es utilizado en muchos países para evitar la propagación del virus, pero según la OMS ya no es recomendado.
El mecanismo fue justificado en un principio para ganar tiempo, reorganizar, reagrupar, reequilibrar los recursos, proteger a los trabajadores de la salud y evitar la saturación de los hospitales.
Los expertos consideran que si se concibe la covid-19 como una sindemia habría que cambiar de estrategia para frenar el avance y el impacto del coronavirus.
Resultaría fundamental, por tanto, analizar las condiciones sociales y disparidades entre las comunidades; por eso, lo más importante en este momento es mantener compensadas a las personas con padecimientos como diabetes y enfermedades cardiovasculares, renales y respiratorias para evitar su sinergia con la covid-19.
Es una obligación ineludible del sistema de salud atender el rezago de cirugías, producto de la atención prioritaria de los casos de covid-19 en detrimento de la atención de las demás enfermedades.
El autor es salubrista público.