La Alcaldía de Alajuela promueve la construcción de un palacio municipal sin discusión acerca de la necesidad de una nueva sede.
Existían opciones para la compra de un terreno de mayor tamaño, mejor ubicado y sin necesidad de invertir en él. Como las plazas de fútbol fueron descartadas, eligieron la plaza Tomás Guardia, espacio que embellece el casco histórico de Alajuela y cuyos grandes árboles purifican el aire, dan casa a distintas especies de aves y proveen sombra a los ciudadanos.
La plaza cuenta además con dos locales con gran potencial por su ubicación para organizar diferentes actividades económicas y culturales, y así dinamizar la ciudad y atraer turistas.
Federico Cartín Arteaga denunció que la propuesta afectará el patrimonio del centro de la ciudad y «manchará», como correctamente señala, uno de los pocos lugares que mantienen su belleza arquitectónica.
La destrucción en ciernes no se menciona en ningún informe, así como tampoco del impacto vial que generará llevar el centro de operaciones municipales a un lugar de Alajuela caracterizado por los congestionamientos viales.
La anterior administración invirtió ¢125 millones, aproximadamente, en la construcción de la plaza Tomás Guardia, inversión aprobada también, irónicamente, por el actual alcalde, Humberto Gerardo Soto Herrera, durante su cargo de regidor.
El proyecto de la Alcaldía costará unos $10 millones y fue diseñado por funcionarios municipales sin experiencia en obras de esa magnitud.
El plan deja fuera las vibraciones y trabajos propios de la construcción, que podrían dañar edificios alrededor, declarados de interés histórico-arquitectónico, entre estos el Museo Juan Santamaría, el Centro Alajuelense de la Cultura y el muro de adobe de unos cien años, ubicado en la parte trasera de la plaza.
El patrimonio histórico de la ciudad debe ser conservado y embellecido para nuestro disfrute y el de miles de turistas a quienes deberíamos intentar acercar.
Alajuela es capaz de hacer mejor las cosas, no es justo endeudarnos por $10 millones para afear la ciudad y tornarla menos transitable.
El autor es estudiante y ciudadano alajuelense.