¿Por qué promover una transformación intercultural de la educación religiosa costarricense? Porque somos un Estado pluricultural y multiétnico. Lo hemos sido siempre, pero ahora lo somos “constitucionalmente”.
Tal reconocimiento debe tener consecuencias en el sistema educativo y particularmente en la educación religiosa.
La diversidad cultural y religiosa de Costa Rica demanda procesos educativos inclusivos en los que todas las personas —independientemente de sus creencias, convicciones y experiencias religiosas— se sientan “en casa”. Además, porque las diversas religiones solo pueden expresarse, comunicarse y comprenderse a través de los lenguajes y recursos simbólicos de las diferentes culturas.
No hay prácticas religiosas fuera de entornos y referencias culturales de las personas. La pedagogía intercultural implica ruptura con todas las formas de discriminación e intolerancia motivadas en la diversidad de culturas.
La interculturalidad amplía los espacios de acogida, de conversación, de escucha, de encuentro.
En Costa Rica, así como en otros países de América Latina, lo religioso es un elemento significativo para la construcción de identidades y vínculos comunitarios.
Según la Unesco, las religiones son patrimonio de la humanidad, cuyo conocimiento es fundamental para el desarrollo de valores ciudadanos.
Conocer los aportes de las distintas tradiciones religiosas es un derecho de todas las personas, y ese conocimiento contribuye a la superación de los preconceptos y de la violencia religiosa.
Principio de neutralidad. La política educativa costarricense busca crear “espacios para el vínculo, la convivencia y el desarrollo del potencial de cada persona en el centro educativo: los proyectos educativos curriculares y cocurriculares ayudarán a la construcción de los principios éticos y democráticos, en entornos de equidad, probidad y sostenibilidad y el fortalecimiento de la participación estudiantil”.
Por estas razones, una transformación intercultural del quehacer educativo en el campo de la educación religiosa debe tener carácter de urgencia.
El voto 2023-2010 de la Sala Constitucional se fundamenta en los principios de separación entre religión y educación, y de neutralidad religiosa del Estado en el ámbito educativo.
“El Estado costarricense está llamado y obligado a respetar el principio de la neutralidad religiosa”, afirmaron los magistrados.
Tales principios refuerzan la perspectiva intercultural y la posibilidad de facilitar procesos educativos que promuevan el diálogo y la convivialidad.
La obra Pedagogía de la esperanza, del pedagogo brasileño Paulo Freire, habla sobre la necesidad de esperanzar la educación, refiriéndose a animar, estimular, alentar.
Esto significa sentir, creer y pensar en nuevas posibilidades y otros modelos pedagógicos posibles y necesarios para la convivencia.
Es una responsabilidad compartida entre el equipo gubernamental del Ministerio de Educación Pública (MEP), asesores y docentes comprometidos con el desarrollo y el acompañamiento de procesos educativos interreligiosos e interculturales, liberadores, sin proselitismos, en los cuales todas las personas se sientan convidadas a aprender y a convivir gracias a sus diferencias.
Nelise Wielewski: presidenta de la Asociación Foro de Educación Religiosa
José Mario Méndez: académico de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la UNA.