El campo magnético terrestre se ha invertido múltiples veces en la historia geológica del planeta; en los últimos 5 millones de años, por lo menos 20 veces. Si la aguja de una brújula apunta hoy al norte, en el pasado, habrá apuntado hacia el sur.
Si ocurriera una de estas inversiones en nuestros tiempos, originaría una alteración inimaginable de nuestras actividades. Por esto, los paleomagnetólogos concentran sus estudios en los últimos tiempos en buscar evidencias geológicas del porqué y cómo ocurren esas inversiones.
El campo magnético terrestre no tiene solo una dirección, sino también una intensidad, y esta varía en el tiempo.
Durante largos años se postuló que la intensidad del campo magnético cambia drásticamente justo antes de una inversión. Se había tratado, de múltiples formas, de hallar una relación entre los cambios en la intensidad y las inversiones del campo magnético, pero no había datos confiables, hasta que recientemente y en Costa Rica descubrimos algo.
Durante el Cretácico hubo un intervalo de 40 millones de años —entre los 123 millones y los 83 millones de años—, durante el cual no hubo inversiones del campo magnético, por lo cual se mantuvo la misma dirección normal como en el campo magnético de la actualidad.
A ese período se le conoce como el supercrón normal del Cretácico. Rocas que conforman el basamento de la península de Nicoya y sus alrededores fueron formadas antes y durante el inicio del supercrón.
En un estudio multinacional, llevado a cabo por científicos de Italia, Estados Unidos, Costa Rica (Ovsicori-UNA), Corea y Alemania, se muestrearon y se determinó la intensidad del campo magnético fosilizado en el revestimiento de vidrio que rodea las lavas en almohadilla (coladas de lava que fluyeron en el fondo del mar) de Nicoya.
Los resultados de este estudio, publicados digitalmente en marzo del 2021 en la revista científica internacional Geochemistry, Geophysics, Geosystems, sugieren que la intensidad del campo magnético era casi la misma antes y al principio del supercrón normal del Cretácico. Estos resultados son trascendentes porque contradicen la idea de una correlación estricta entre la longitud de los intervalos de polaridad y la intensidad del campo magnético.
El estudio obligará a la comunidad científica a buscar otros argumentos y mecanismos para explicar por qué se invierte el campo magnético terrestre y si ocurren premonitores que nos indiquen la cercanía de una de estas inversiones.
El autor es director del Ovsicori-UNA.