Unirse a una cadena de subir fotos en las redes sociales aporta datos privados a los ciberdelincuentes
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PorAdrián Bustamante
En las redes sociales se publican fotografías en blanco y negro con la frase “reto aceptado”, y si un amigo o seguidor hace clic en “me gusta” aparecerá este mensaje: “Hola. Al darle me gusta a mi foto has aceptado el reto. Tendrás que subir una foto tuya en blanco y negro. Vamos a llenar Facebook (o Instagram) de fotos contra el cáncer (o de apoyo a personas enfermas de covid-19 o en solidaridad con las mujeres)”.
La palabra cáncer y las frases “apoyo a enfermos de covid” o “eres especial y por eso te escogí para apoyar a las mujeres” consiguen sensibilizar a los usuarios y estos publican, a su vez, las imágenes solicitadas. Así comienza una cadena de personas aceptando el reto.
A simple vista parece una cuestión inofensiva, pero detrás se encuentra una sofisticada maquinaria de recolección de datos que los cibercriminales usarán más tarde.
Este reto circuló en países como Estados Unidos, España y Perú por ahí del 2013, y regresó entre el 2016 y el 2017. Sus objetivos son captar información de los usuarios, crear bases de datos, enviar mensajes masivos (spam), difundir información falsa y estafar a los incautos.
El “reto aceptado” es el último ejemplo de los mensajes conocidos como hoaxes cuyo fin es aprovecharse de los ingenuos.
Los hoaxes (mistificación, broma o engaño) son mensajes con falsas advertencias de virus o cualquier otro tipo de alertas, incluso denuncias distribuidas por correo electrónico. Hay registros de circulación de hoaxes en general desde 1998. Su común denominador es pedir la distribución a la mayor cantidad posible de conocidos.
Existe otro tipo de cadenas bastante más conocidas, como las que regalan teléfonos celulares nuevos al cliquear en “me gusta” y compartir la publicaciones, en su mayoría falsas promesas, pero muchísimos usuarios caen en la trampa.
En esta clasificación entran también las que hacen referencia a las declaraciones legales que deben ser publicadas en el muro de Facebook o la pérdida de la gratuidad del servicio que brinda la red social si no se comparten mensajes como “A partir de ahora Facebook te cobrará una cuota” o “No acepto los cambios en las condiciones legales de la red social”.
La lógica y el sentido común deben advertir que son intentos de estafa, pero, lamentablemente, no son pocas las personas que caen en la trampa porque sus “amigos” o influencers cayeron primero.
Quienes se dedican a la ciberdelincuencia no desaprovecharán la ocasión y la ignorancia de los usuarios para lograr sus objetivos.
La única manera de contrarrestarlos es desconfiar de todo, recurrir a las fuentes oficiales y no precipitarse al recibir cadenas o retos que toquen las fibras más sensibles del ser humano o infundan miedo o alegría. Tampoco hacer caso a otras técnicas de persuasión.
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