De conformidad con un reporte de la Organización Internacional del Trabajo, denominado Covid-19 y el mundo del trabajo: punto de partida, respuesta y desafíos en Costa Rica, los efectos se registrarán en tres dimensiones: la cantidad, la calidad y el embate contra grupos específicos vulnerables a las consecuencias adversas del mercado laboral.
Una estimación de los empleos en Costa Rica prevé que las mujeres se verán particularmente perjudicadas por su elevada participación en los sectores de más alto riesgo en la crisis: los hogares como empleadores, hoteles y restaurantes y, más aún, considerando que el 87 % de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector terciario (contra el 59 % de los hombres).
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Si a ese dato se le suma que en el 2019 la tasa de desempleo de las mujeres (15,3 %) sobrepasó en 6 puntos la de los hombres (9,3 %), no debe sorprender que el panorama sería menos favorable para ellas en este año con una pandemia ejerciendo presión en todos los sectores.
Costa Rica se preocupa por prevenir la discriminación en el empleo e incluir la equidad de género en sus políticas, muchos han sido los esfuerzos y muchos son los desafíos permanentes.
Cuando se declaró la pandemia y se emitió el decreto que autoriza la reducción de jornadas de trabajo, se consideraron fueros de protección y medidas de paridad. Se estipuló que la reducción o suspensión de los contratos no podían aplicarse a las embarazadas o a mujeres en período de lactancia.
También se indicó que cuando se tratara de la reducción de jornada que no afectara a la totalidad de los empleados la medida debería ser proporcional a la conformación por sexo de la planilla, respecto a los mismos puestos o equivalentes.
La semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) publicó la encuesta continua de empleo que demuestra lo mencionado, con números actualizados.
La población desempleada a octubre ascendió a 526.000 personas, un 21,9 % de la población en edad de trabajar. Lamentablemente, hay una mayor tasa de desempleo entre las mujeres, 30 %, con respecto a los hombres, 16,5 %.
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Subempleo. El reporte también muestra que las personas que trabajan menos de 40 horas semanales, pero desean ampliar el horario representan el 23,8 %. Una vez más, el 23,2 % son hombres y un 25 % mujeres.
Otro dato interesante de la encuesta es la tasa que mide la presión en el mercado laboral por la población desempleada y la ocupada que busca cambiar de trabajo (29,9 %). Aquí también existe disparidad con una clara afectación mayor para las mujeres: 25,8 % hombres, frente al 36,3 % de las mujeres.
Sin duda son muchos los retos cuando ocurre una crisis de esta magnitud, por lo que será fundamental que los esfuerzos y medidas económicas de reactivación, inclusión, regulación y protección consideren en todo momento la incorporación, protección y el papel de la mujer en la cadena productiva en todos los niveles.
La autora es abogada.