Autoridades de Salud y especialistas en epidemiología del país pronosticaron un incremento de casos de covid-19 en enero y febrero del 2021 y, consecuentemente, la saturación de los hospitales; sin embargo, sucedió lo contrario.
De acuerdo con los informes, los contagiados ascendían en diciembre del 2020 a 29.682, pero en enero se contabilizaron 24.959 y 10.626, en febrero.
Los expertos analizan las posibles razones de la merma y la Organización Mundial de la Salud reporta la baja también en otras regiones de América, Europa, África y el Pacífico occidental, pero no en los países del Mediterráneo y el sudeste asiático.
Varios aspectos explican el fenómeno. Debe tomarse en cuenta que la causa es multifactorial y es necesario analizar la triada ecológica planteada por John E. Gordon, en el primer tercio del siglo XX, con el propósito de estudiar las interacciones entre los diferentes elementos que intervienen al producirse una enfermedad. La triada ecológica se sustenta en el agente epidémico, el huésped y el ambiente.
Con respecto al agente, en este caso el coronavirus SARS-CoV-2, la contagiosidad es muy alta, pero su letalidad es de un 2,5 % en promedio, menor que la de los coronavirus precedentes, el SARS-CoV (2002-2003) y el MERS-CoV (2012).
Su poder antígeno, o de inmunidad, no es tan prolongado como el de los virus causantes de sarampión, viruela o varicela. Aunado a esto, por tratarse de un virus ARN, es muy inestable y propenso a mutaciones.
El huésped o ser humano no había desarrollado inmunidad para defenderse, excepto algunos individuos por contacto con coronavirus anteriores causantes de resfriados comunes. Por último, personas de diferentes latitudes son deficientes en vitamina D por falta de baños de sol.
A lo anterior debe agregarse que el temor al contagio, la inestabilidad laboral y económica, los deficientes hábitos de higiene y lavado de manos con agua potable y jabón, el hacinamiento, la pobreza y el clima invernal favorecieron la expansión del virus.
El declive del contagio en Costa Rica se debe a factores como el acatamiento del lavado de manos, al uso de mascarillas (sobre todo en espacios cerrados), al uso moderado del aire acondicionado, a la restricción vehicular, al disfrute en espacios aireados para hacer ejercicios e higiene mental, pero, principalmente, a los baños de sol para reactivar la producción de vitamina D, que fortalece el aparato inmunitario de los costarricenses.
Así como el daño a la biodiversidad originó y expandió el virus, también la madre naturaleza nos da las condiciones necesarias para combatirlo.
El autor es salubrista público.