En estos días de fuertes discusiones sobre la gestión durante la pandemia, es fundamental comprender la parte de la naturaleza humana implicada en la toma de decisiones personales.
El gregarismo se entiende como una relación inespecífica entre diferentes individuos de una población, que se asocian para recibir un beneficio o luchar contra la adversidad, por ejemplo, cuando nos ocupamos de contratar seguridad para nuestro barrio. Se aprecia en muchas especies de animales: peces, hormigas, abejas, jirafas y muchos otros. Los seres humanos hemos sobrevivido por ser gregarios.
El borreguismo es una actitud o comportamiento sin criterio, de quienes se dejan llevar por las opiniones ajenas y sin fundamento, por imitación, como los muchachos que utilizan drogas para copiar a otros.
No obstante, el gregarismo humano debe tener un fundamento científico, social y político, de lo contrario, es posible que aparezcan contracorrientes, que con la pretensión de protegerse producen daño.
Durante la emergencia nacional en la lucha contra la covid-19, se han dado múltiples informaciones científicamente comprobadas en todo el orbe, y la mayor parte de la sociedad se ha unido, lo que, junto con un acuerdo político manifiesto, ha sido una respuesta responsable para protegernos. Sin embargo han surgido grupos «rebeldes», «liberadores», que, basados en presunciones, escasas publicaciones pseudocientíficas e interpretaciones personalísimas de derecho ciudadano, combaten la vacunación y otras acciones anticovid-19, que siguen y repiten sus seguidores.
Las medidas tomadas por el Ministerio de Salud tienen como fin disminuir las muertes y el daño causado por el virus SARS-CoV-2, para evitar más dolor en las familias y las secuelas de la enfermedad. Es una lucha de un pueblo contra la adversidad. Esto es gregarismo.
El borrego, en su inconsciente saber, actúa siguiendo a sus líderes, repitiendo sus actos en forma irresponsable, anteponiendo sus intereses personales a los del grupo, actitud especialmente peligrosa durante una pandemia, situación que debe ser corregida.
El esfuerzo de educar y guiar a la ciudadanía por el bienestar colectivo no es una responsabilidad únicamente de los representantes gubernamentales. Todos debemos cooperar en este esfuerzo, conversar con familiares y amigos de forma respetuosa, pero convincente, y aplicar medidas conjuntas que incentiven la vacunación.
Este es un pueblo inteligente, confiamos en que con el tiempo e información los dudosos comprendan que el beneficio de la vacunación y otras medidas contra la covid-19 son para el bien común, para nuestras familias, para ellos mismos. Es por el bienestar social y la calidad de vida en la totalidad de los hogares.
El autor es médico.