En esta época de Semana Santa, tiene lugar una procesión silenciosa que ingresa a nuestros parques nacionales con el fin de extraer palmito silvestre y plantas ornamentales, así como aves y mamíferos.
Es durante la Semana Santa que nuestros bosques experimentan una mayor frecuencia de extracción de plantas y animales silvestres, principalmente palmito silvestre.
La extracción de palmito se deriva de tradiciones adquiridas en la niñez y la juventud, y en donde otrora se cortaba un par de palmitos para hacer más variada la comida tradicional de Semana Santa. Por esto, muchas comunidades han desarrollado un gusto por diferentes tipos de palmito, tanto amargos como dulces; sin embargo, para obtener el palmito hay que talar la palma y cortar el último metro del ápice del tallo.
Gran mercado. Lo que anteriormente era una tradición mantenida por poca gente ha derivado ahora en un mercado informal de grandes proporciones, tanto en zonas rurales como en ciudades, y se le paga a un proveedor para que extraiga no uno o dos, sino cientos de palmitos, y así poner esa deliciosa ensalada en la mesa de un gran número de personas.
Esta tradición tiene consecuencias ecológicas catastróficas, no solamente para las palmas, sino también para el ecosistema boscoso. Una de las especies más afectada por la extracción ilegal es el palmito mantequilla ( Euterpe precatoria ), el cual concentra el mayor volumen de extracción ilegal en la Cordillera Volcánica Central.
Este palmito es dulce y tiene un sabor semejante al de la mantequilla casera, de ahí su nombre común. Esta palma se encuentra en bosques lluviosos de bajura y de elevaciones medias (hasta 500 msnm), y alcanza de 15 a 20 metros de altura.
Es una palma solitaria. Esto quiere decir que produce un único tallo por lo que la extracción resulta en la muerte de la planta. Los palmiteros extraen las palmas de mayor tamaño (usualmente las de 20 metros) pues son las que producen una mayor cantidad de palmito.
Al remover a los adultos, las plántulas crecen más rápidamente y crean un área en el bosque donde Euterpe es muy abundante. El espacio que gana Euterpe lo pierden otras plantas, reduciendo la diversidad del bosque; además, se crea una miniplantación de palmito debido a la mayor abundancia de Euterpe en sitios extraídos.
Otra víctima. Otra especie que sufre extracción ilegal en esta época es la palma súrtuba ( Geonoma edulis ), la cual está especializada para vivir en la sombra en bosques nubosos, por lo que crece muy lentamente.
Los palmiteros extraen este palmito amargo por cientos, y en zonas donde ha habido extracción por muchos años la súrtuba es escasa o inexistente. Las palmas son claves para dar alimento a la fauna. Ellas sostienen una parte importante de la cadena alimentaria. Al extraerlas estamos quitándoles el alimento a las aves, a los monos, a los roedores, a las dantas. Posiblemente, el palmito silvestre no nos haga falta esta Semana Santa.
Podemos cambiar estas costumbres a cambio de conservar bosques funcionales y diversos que nuestros hijos y nietos también tienen derecho a disfrutar. Nuestros bosques son fuente de vida y de servicios ambientales que a veces no apreciamos, tales como la generación de agua, la regulación climática, la polinización, entre otros muchos.
Al extraer palmito estamos poniendo en riesgo su función. Esta Semana Santa vayamos a otras procesiones, y no a la procesión comercial y depredadora. Seamos capaces de cambiar nuestras costumbres y dejar de usar plantas y animales silvestres, y disfrutar racionalmente de nuestros parques nacionales.
El autor es catedrático de la UCR..