«La inteligencia artificial (IA) es una tecnología que está ganando cada vez más terreno en diferentes campos, desde la medicina hasta el comercio. Sin embargo, su avance también está generando preocupación en cuanto a su impacto en el mercado laboral.
»Algunos expertos advierten que la IA podría reemplazar a trabajadores humanos en ciertas tareas, lo que podría provocar un aumento en el desempleo y una disminución en la calidad del trabajo. Incluso se teme que la IA pueda ser utilizada para desplazar a trabajadores de manera sistemática, especialmente en sectores en los que se realizan tareas repetitivas y poco calificadas.
»Por otro lado, también existe la preocupación de que la IA pueda crear empleos que no puedan ser ocupados por seres humanos. Por ejemplo, un robot podría ser capaz de realizar tareas peligrosas o insalubres que serían imposibles de hacer por un ser humano. Esto podría llevar a una polarización en el mercado laboral, donde solo aquellos trabajadores altamente calificados podrían acceder a empleos de alta calidad y bien remunerados, mientras que el resto tendría que conformarse con trabajos precarios y mal remunerados.
»Por otro lado, también hay voces que defienden que la IA puede ser una herramienta valiosa para mejorar la productividad y la eficiencia en el trabajo. Por ejemplo, la IA podría ayudar a automatizar tareas repetitivas y rutinarias, liberando así a los trabajadores para que se enfoquen en tareas más creativas y desafiantes. Además, la IA también podría ser utilizada para mejorar la toma de decisiones en el trabajo, facilitando el acceso a información y datos relevantes para cada tarea en particular.
»En cualquier caso, lo que está claro es que la IA tiene un potencial enorme para cambiar el mercado laboral de manera significativa. Por lo tanto, es importante que se aborde este tema de manera adecuada, de modo que se puedan minimizar los posibles efectos negativos de la IA en el trabajo y se puedan aprovechar al máximo sus beneficios. Esto implica la necesidad de desarrollar políticas públicas y estrategias empresariales que permitan adaptarse a un mundo cada vez más tecnológico y en el que la IA desempeña un papel cada vez más relevante».
Los párrafos que acaban de leer no los escribí yo. Fueron generados por ChatGPT, herramienta de inteligencia artificial presentada por OpenAI la semana pasada. Es un modelo transformativo: aquí ven que escribió un artículo, pero las aplicaciones son amplias.
El sistema es capaz de escribir poemas, corregir pulgas en programas informáticos, identificar vulnerabilidades de ciberseguridad, explicar física cuántica usando lenguaje sencillo y entender la mayoría de los idiomas. Cada día más gente encuentra más aplicaciones. La tecnología sigue mejorando y, a corto plazo, una herramienta ya impresionante va a volverse increíble.
En educación, tendrá que cambiar radicalmente el paradigma. Mucho del aprendizaje se basa en escribir ensayos, pero cuando es factible pedirle a un programa que se lo escriba, necesitamos repensar cómo evaluaremos el desempeño.
ChatGPT no es que escribe un ensayo, es que cada vez que se le formula la misma pregunta escribe algo nuevo y diferente. Si queremos seguir formando estudiantes con capacidad de análisis, debemos cambiar cómo desarrollamos su pensamiento crítico.
La tecnología siempre ha transformado el empleo, pero usualmente automatizando tareas mecánicas y repetitivas. Esta tecnología va a automatizar labores que requieren mucho conocimiento y preparación; tenemos que empezar a prepararnos para la transformación de la sociedad y la educación que se avecina de manera acelerada. El futuro empieza ahora y no estamos discutiendo cómo vamos a vivirlo.
El autor es economista.
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