LEXINGTON, MASSACHUSETTS – Si bien las máquinas inteligentes cada vez más operan sistemas industriales complejos y reemplazan a los seres humanos en las fábricas, no han hecho progresos significativos en el área de la atención médica. Las máquinas más avanzadas del sector, desde los instrumentos de imágenes de ultra alta resolución hasta los robots quirúrgicos, todavía siguen estando plenamente controladas por los seres humanos.
Pero a medida que los sistemas robóticos y de inteligencia artificial (IA) se vuelvan más avanzados, ¿llegará el momento en que los médicos y los enfermeros se tornen obsoletos y los pacientes consulten, en cambio, a una computadora? La respuesta concisa es: no en lo inmediato. Los profesionales de la salud efectivamente dependerán cada vez más de las máquinas; pero la tecnología aumentará, no reemplazará, sus capacidades, y los médicos seguirán a cargo de las prácticas médicas.
En su libro del 2009 La prescripción del innovador, Clayton Christensen de Harvard Business School identificó un espectro de prácticas médicas que oscilan entre la “intuición” y la “precisión”. La medicina intuitiva se refiere a cuando un médico interpreta los síntomas de un paciente para llegar a un diagnóstico y prescribir un tratamiento, cuya eficacia suele ser incierta. La medicina de precisión –que no debería confundirse con la medicina personalizada– describe un proceso basado en reglas según las cuales se aplican tratamientos estandarizados con resultados predecibles para afecciones médicas conocidas.
Según Christensen, la mayor parte de la medicina que se practica hoy está más cerca del lado intuitivo del espectro, y solamente unas pocas enfermedades, principalmente infecciones, se pueden tratar utilizando la medicina de precisión. De hecho, en este momento, el concepto de medicina de precisión se aplica incorrectamente para mejorar solo los resultados de la medicina intuitiva, en lugar de identificar los mecanismos causales de las enfermedades. Mientras esto sea así, el conocimiento y el compromiso humano seguirán siendo integrales a la atención médica.
Tratar síntomas no específicos sin una hoja de ruta prescripta requiere una capacidad para tomar decisiones y una confianza efectivas, lo que representa un obstáculo importante para las máquinas. Después de millones de años de evolución, los seres humanos han desarrollado una capacidad para la intuición contextual que permite que médicos capacitados tomen decisiones sensatas y oportunas en contextos inciertos donde no abundan los datos. Incluso habría que mejorar significativamente los sistemas de IA más sofisticados que tenemos hoy para que imiten esta capacidad.
La comunicación con los pacientes plantea un desafío aún mayor para las máquinas. Explicar los muchos matices de una enfermedad misteriosa como el cáncer requiere de inteligencia emocional y de la capacidad de establecer una relación de confianza con los pacientes al brindar información de manera efectiva. Los médicos también tienen que dar señales de humildad cultural para poder tomar en cuenta el contexto social de un paciente cuando brindan atención médica. En el futuro predecible, las máquinas probablemente no puedan estar a la altura de los seres humanos a la hora de ayudar a pacientes que padecen enfermedades crónicas cuya prognosis sigue siendo incierta.
Aun así, a pesar de las limitaciones de las máquinas inteligentes, estas seguirán desempeñando un papel mayor en la atención médica, incluso en el terreno de la medicina intuitiva. Debido a su poder analítico superior, las máquinas ya ofrecen más datos con base en los cuales los médicos sustentan su diagnóstico y sus decisiones en cuanto al tratamiento. Cada vez más las máquinas monitorean también a los pacientes, ayudando a evitar errores humanos en hospitales y farmacias. Pronto, muchas más funciones secundarias como las admisiones, los turnos y las altas serán automatizados.
Pero, una vez más, hasta que el alcance de la medicina de precisión supere al de la medicina intuitiva, los profesionales de la salud seguirán tomando decisiones médicas e interpretando los datos. ¿Cuáles son, entonces, las perspectivas para un cambio de estas características?
Hasta mediados del siglo XIX, las enfermedades bacterianas y virales se trataban mediante la medicina intuitiva, porque nadie había aislado la causa de los síntomas de los pacientes. Más tarde, Luis Pasteur y otros científicos desarrollaron la teoría de los gérmenes, los microscopios mejoraron y los científicos empezaron a identificar los tamaños y las formas de los microbios.
En el transcurso del último siglo, nuestro entendimiento científico de los gérmenes ha mejorado tanto que cada virus y cada bacteria ahora se pueden diagnosticar y aislar rápidamente. Esto ha permitido que los profesionales de la salud pasen de ejercer la medicina intuitiva a ejercer la medicina de precisión, donde pueden aplicar procesos estandarizados que curan enfermedades de manera predecible. Mediante métodos simples y poco costosos, hemos erradicado enfermedades mortales como la polio y la viruela. Más recientemente, los investigadores descubrieron una vacuna para el ébola que ofrece una protección total contra el virus.
Un día, cuando hayamos alcanzado un nivel similar de entendimiento de la bioquímica y de la fisiología del cuerpo humano, la medicina de precisión se aplicará a todas las categorías de enfermedades. Podremos determinar la causa y la progresión de cada enfermedad de manera precisa, y las máquinas operarán con más autonomía, dentro de un entorno estandarizado, para brindar el tratamiento exacto que necesita cada paciente.
De la misma manera que los procesos basados en reglas sentaron las bases para los vehículos sin conductor, la medicina de precisión basada en reglas aumentará marcadamente la importancia de las supermáquinas automatizadas en la atención médica. Ya parece algo normal que a uno le prescriban antibióticos para una infección. Llegado el caso, los pacientes tendrán la misma confianza en las máquinas para administrar su atención. Y a medida que vayamos entendiendo mejor las enfermedades, las interacciones personales pasarán a ser menos necesarias.
No deberíamos esperar que las máquinas reemplacen a los profesionales de la salud por algún tiempo, pero se seguirán introduciendo nuevas tecnologías en el paisaje en evolución del sector, y deberíamos darles una buena acogida.
Ejercer más medicina de precisión que medicina intuitiva hará que la atención médica se vuelva más simple, más accesible y menos costosa. Al entender con precisión las enfermedades de los pacientes, podemos acercar más a la medicina a su objetivo final: una atención centrada en el paciente y de la mejor calidad.
Spencer Nam es miembro de investigación sénior del Instituto Clayton Christensen para la Innovación Disruptiva. © Project Syndicate 1995–2017