En la Primera Revolución Industrial, entre 1760 y 1850, el trabajo artesanal sucumbía ante la producción industrial. La máquina de vapor y la de hilar generaron una serie de cambios en el trabajo humano, como la manufactura mecanizada, la cual, a su vez, permitió la aparición de las fábricas. Surgió la locomotora y el barco de vapor como medios de transporte, lo que permitió el traslado de las masas proletarias a lugares lejanos en un tiempo relativamente corto.
En la Segunda Revolución Industrial, entre 1850 y 1950, apareció una serie de inventos como el automóvil, que funciona a base de derivados del petróleo; máquinas eléctricas que sustituirían la de vapor, la utilización de acero en lugar de hierro, telégrafos, aviones, teléfonos y cinematógrafos, entre otros.
La Tercera Revolución Industrial se ha caracterizada por las computadoras, por Internet, la ingeniería genética, la robótica, los teléfonos celulares, los automóviles eléctricos y los sistemas de energía renovable amigables con el ambiente.
Cada una de dichas revoluciones ha generado cambios en la sociedad, y, por ende, en los sistemas educativos que se modifican con el fin de satisfacer las necesidades de los sistemas productivos. La posibilidad de encontrar un trabajo bien remunerado dependía de las habilidades que la persona hubiese desarrollado. Cuando dichas habilidades no eran compatibles con el nivel de complejidad de la tecnología, se generaba un desfase que impedía un adecuado desempeño del trabajador. Por ende, los beneficios dependían de la capacidad de aprendizaje del trabajador.
Revolución constante. En la actualidad, el mundo se encuentra a las puertas de la aparición de la Cuarta Revolución Industrial, un período que ve el nacimiento de tecnologías que unificarían el cerebro humano con el poder de sistemas cibernéticos.
La industria mundial se acerca velozmente al establecimiento de procesos de manufactura automatizados, regulados solo por programas inteligentes capaces incluso de diseñar productos personalizados según la demanda del mercado. La nanotecnología y la inteligencia artificial alterarían por completo muchos de los sistemas productivos.
También en este período serían posibles los mundos de realidad virtual que brinden la oportunidad de habitar ambientes artificiales que solo existen en el ciberespacio, como playas paradisiacas, oficinas virtuales y aulas universitarias a las que se “trasladaría” el usuario con tan solo un clic en el teclado de la computadora.
En un mundo así, la creación de riqueza no depende de las habilidades físicas de las personas, sino de su capacidad para controlar los sistemas inteligentes que sustentan la tecnología que hace posible los nuevos sistemas de producción automatizada. El cibertrabajo sustituiría a millones de trabajadores, lo que crearía un fuerte impacto socioeconómico, pues, ¿cómo podría un ser humano competir con una computadora?
Los programas informáticos no pueden convertirse en enemigos de las personas, sino en herramientas que permitan dirigir la producción acelerada de todos los bienes y servicios requeridos por la sociedad. Las matemáticas, para estos efectos específicos, habilitan al ciudadano en el conocimiento de los procesos implícitos en la creación de software, pues representan su núcleo estructural.
Una de las principales características de la Primera Revolución Industrial fue la privatización de los medios de producción. Los trabajadores no poseían otra cosa que su fuerza de trabajo, y careciendo de herramientas y máquinas propias, depositaban el fruto de su esfuerzo en el dueño de la fábrica. En la Cuarta Revolución Industrial el conocimiento será el capital de la sociedad humana y los resultados del pensamiento creativo darán riqueza para aquel que lo crea, y esto solo será viable en un sistema educativo público y masivo, que, apoyándose en la virtualidad, permita el rápido ascenso del ciudadano en un proceso de capacitación digital.