La sociedad se mueve a la velocidad de la luz. El entorno laboral no es el mismo de hace diez años, la oferta laboral no es como antes y tampoco la forma como interactuamos. Entonces, ¿por qué nos rige un modelo educativo tan anticuado?
“Todos somos genios, pero si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, vivirá toda su vida pensando que es un inútil”. Esta frase de Albert Einstein se ha convertido en un cliché para criticar al sistema educativo, y es completamente cierta. ¿Quién no se sintió tan impotente como este pez ante una prueba de matemáticas? La educación corriente nos ha fallado en dos aspectos: nos estandariza y no nos prepara para la vida adulta.
Muchos dicen que el colegio nos enseña lo básico para seguir nuestros estudios superiores. Pero ¿qué pasa cuando un estudiante no entendió una lección? Este se vuelve un peso que detiene el avance de la clase, y si no logra aprender el tema, seguramente tendrá problemas con las temáticas futuras, que a su vez se basan en el primero. El sistema educativo no está planeado para satisfacer las necesidades individuales de sus estudiantes, lo que resulta frustrante para aquellos que no pueden mantener el ritmo de la clase, y también para los más adelantados.
Como estudiantes costarricenses, debemos confesar que urge la creación de una nueva agenda educativa que responda al nuevo escenario mundial y se adapte a los cambios de nuestra sociedad.
Las políticas ejecutadas en años anteriores deben ser reformadas para adaptarse a una nueva agenda educativa moderna y equitativa. Tenemos un mercado laboral muy cambiante y cada vez más exigente, nos rige un plan de estudios de 1972 y desde entonces solo ha tenido tres modificaciones insignificantes.
En épocas anteriores, la educación fue motor del desarrollo, creó una sociedad muy calificada para insertarse en el mercado laboral. Pero observando los más recientes resultados de las pruebas PISA, nos damos cuenta de que estamos muy por debajo de los estándares de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La brecha educativa es cada vez mayor. Los estudiantes acomodados llegan a la educación superior, pero solo uno de cada cinco alumnos de menores recursos alcanza ese nivel.
Costa Rica cuenta con la mayor inversión en educación de los países de América Latina y de la OCDE, pero nuestros resultados estuvieron muy bajos en las tres áreas que mide las pruebas PISA: ciencias, lectura y especialmente en matemática. Nos ubicamos en el puesto 55 de los 70 países evaluados y tenemos un rezago gigante en el área de matemáticas.
Soluciones. Es hora de plantear reformas de otra manera, teniendo en mente nuevas prioridades sin ignorar lo aprendido del pasado. Se debe incluir el criterio de los empleadores a la hora de reformar los programas educativos; ellos saben los requisitos del mercado laboral y cómo deben preparar a los estudiantes de una mejor manera. Emplear un pensamiento crítico en las aulas y dejar atrás los años de memorización de la materia, que de muy poco les sirve a los estudiantes, es primordial. Debemos aprobar la educación dual; el aprendizaje fuera del aula nos deja con una preparación gigante para el futuro laboral.
Muchos aspectos de nuestras vidas han cambiado por la tecnología, desde cómo trabajamos y nos comunicamos, hasta cómo descansamos. Pero nuestras aulas siguen siendo las mismas de hace muchas décadas. No hemos aprovechado la tecnología para promover nuevas maneras educativas, como lo han hecho países como Finlandia y Singapur, donde cada estudiante puede guiar a su propio ritmo su educación, usando plataformas educativas gratuitas en línea como Khan Academy.
Hay que incrementar la cantidad de escuelas con horario ampliado que tanto han beneficiado a muchos estudiantes alrededor del país. Un horario ampliado reformado, en el que se repartan bloques con clases básicas, obligatorias y también unos cuantos bloques en los cuales el estudiante tenga libertad de escoger a qué clase desea atender, para así disfrutar una experiencia educativa adaptada a sus intereses. Esto les permitirá a los estudiantes encontrar su nicho y su potencial en la materia de su gusto, y los forma en la carrera que deseen tomar desde una temprana edad.
Encauzar. Las escuelas que no innovan ni aprovechan los cambios mundiales han estancado la creatividad e individualidad de los jóvenes. Debemos ayudar a los estudiantes a encontrar su nicho para que puedan llegar a su máximo potencial, y así ser adultos adaptables y emprendedores.
Olvidemos las “materias” como las conocemos y experimentemos con nuevos modelos educativos que exploren aprendizajes holísticos, en lecciones donde se educa en varios temas a la vez. Porque así es la vida real: se nos presentan problemas que deben ser solucionados utilizando nuestro conocimiento y aprendizaje en conjunto.
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Aprovechando la época de elecciones, sería el mejor momento para forjar un acuerdo entre partidos, en el cual cada partido aporte sus mejores propuestas para mejorar la calidad de la educación. Llegó la hora de que alcemos la bandera de Costa Rica antes de cualquier bandera política, pues el futuro de nuestra nación cae sobre los hombros de los jóvenes. Necesitamos un pueblo instruido e intelectual, que sepa llevar a este país a la grandeza.
Debemos aceptar que para generar un cambio necesitaremos varios años de adaptación y de ensayo y error, pero teniendo tantos modelos en el mundo en los cuales inspirarnos, sin duda alguna Costa Rica podría retomar su puesto como una nación donde los violines rigen sobre los tractores.
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Diego Fuentes es estudiante de 16 años y Salomón Sayago estudiante de 18 años.