El papel de la mujer en la sociedad ha evolucionado social, económica, cultural y políticamente. El crecimiento personal y profesional son pilares en el plan de vida de una gran mayoría de las mujeres y los múltiples métodos anticonceptivos contribuyen a un mayor control sobre la decisión de la maternidad.
Lastimosamente, aplazarla sin conocimiento sobre salud reproductiva pone en riesgo la fertilidad, debido a factores biológicos, tales como la disminución de la reserva ovárica y la calidad de los óvulos. Otras variables son la endometriosis, el síndrome de ovario poliquístico, la insuficiencia ovárica prematura o las enfermedades de transmisión sexual.
Un gran porcentaje de las mujeres que recurren a tratamientos en clínicas de fertilidad sobrepasan los 35 años de edad, es decir, a una edad materna avanzada (EMA) y, en consecuencia, las tasas de éxito disminuyen.
La salud reproductiva es un estado de bienestar físico, mental y social en todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo, sus funciones y procesos, y es un componente esencial de los derechos humanos y la salud en general. No solo es fundamental para el bienestar individual, sino también para la equidad de género.
Gran parte de las hormonas que se producen en los ovarios mantienen en funcionamiento y equilibrio el estado de ánimo, el peso, el metabolismo, la libido e incluso la piel. Por tanto, el sistema reproductivo repercute en la salud femenina.
Mucho se ha aprendido a lo largo de los años, pero no se enseña sobre la importancia de tomar control de la salud reproductiva, indistintamente de si se planea tener hijos o no.
Las mujeres pueden tomar control de su salud reproductiva y crear un plan basado en su propio estado de salud y no en lo que dicten las estadísticas o la sociedad.
La ruta tradicional es que a partir de los veinte años se asista a la consulta ginecológica y tomar pastillas anticonceptivas. Más adelante, incluso 15 o más años después, al discontinuar los anticonceptivos, no resulta fácil embarazarse, puesto que durante años disminuyó progresivamente la reserva ovárica y, por ende, la probabilidad de concepción.
Quienes se vean con hijos en el futuro deberían evaluar sus hormonas y prestar especial atención cuando existan síntomas que sugieren algún desequilibrio hormonal, tales como cambios en el patrón menstrual, producción excesiva de vello, dolor incapacitante durante el período menstrual y relaciones sexuales dolorosas.
También se aconseja evaluar la reserva ovárica con el pasar del tiempo para detectar el declive natural e identificar tempranamente si existe insuficiencia ovárica prematura o falla ovárica.
Lo más importante para las mujeres en general, sin embargo, es conocer la condición de la salud reproductiva lo antes posible, y no cuando tomar ciertas decisiones se vuelva imposible.
melimorales15@gmail.com
La autora es microbióloga especialista en reproducción asistida.