“La libertad hay que conquistarla y reconquistarla, porque solo son esclavos los pueblos que se cansan de ser libres” es una poderosa frase pronunciada por el escritor y educador Joaquín García Monge en 1921.
La frase enfatiza que la libertad no es un estado permanente, sino un proceso dinámico que exige el compromiso de la totalidad de la sociedad.
En el ambiente político moderno, marcado por un gobierno populista y anhelos de emular Estados autoritarios, esta reflexión adquiere una relevancia urgente.
El discurso populista apela directamente a las emociones, con promesas de cambios rápidos y soluciones simplistas a problemas complejos, así como a la deslegitimación de instituciones clave.
Si bien esta narrativa polarizante atrae a gente descontenta, también representa una amenaza para la democracia, ya que erosiona contrapesos como la independencia judicial y la libertad de prensa, y socava instituciones esenciales para el bienestar de los más necesitados de la población.
Reconquistar la libertad requiere una ciudadanía educada que no sucumba al cansancio cívico, ni a las soluciones simplistas que ignoran la complejidad de los problemas nacionales, ni al espectáculo mediático basado en confrontaciones continuas y estériles.
El “cansarse de ser libres” es un riesgo tangible que ocurre cuando los ciudadanos creen ciegamente en el discurso de un líder autoritario.
Para la democracia costarricense, este desafío es especialmente relevante, pues el agotamiento cívico suele abrir las puertas al debilitamiento de los valores y las conquistas históricas.
La educación en Costa Rica ha sido el motor del ascenso social mediante la superación de la pobreza y ha contribuido al progreso económico y social.
Es fundamental para preservar la libertad en sus múltiples dimensiones. Un sistema educativo bien dotado no solo garantiza igualdad de oportunidades, sino también una economía competitiva, puesto que prepara a los ciudadanos para enfrentar los retos del siglo XXI.
Costa Rica ha demostrado cómo la inversión en educación atrae inversiones para la alta tecnología y servicios especializados. Sin embargo, el desmantelamiento de la educación pública que se está produciendo pone en riesgo no solo este desarrollo económico, sino también la capacidad de los ciudadanos para ejercer su libertad plenamente, pues la educación es esencial para formar personas críticas.
En una era de polarización, la capacidad de analizar, cuestionar y tomar decisiones informadas fuera de las burbujas de las redes sociales es indispensable.
Los gobiernos populistas se nutren de la desinformación y la división, pero una ciudadanía educada y crítica se convierte en una barrera contra la manipulación ideológica.
Reconquistar la libertad implica garantizar que cada persona tenga la posibilidad de recibir educación que fomente el pensamiento crítico y la participación activa.
La libertad es una conquista que requiere un esfuerzo continuo. Reconquistar la libertad significa resistir los embates del populismo que, en su afán de centralizar el poder, socava los principios democráticos.
También implica redoblar el compromiso con valores fundamentales, como educación y servicios de salud de buena calidad, con el fin de que las personas mejoren sus condiciones de vida y participen activamente en la construcción de una sociedad más justa y libre.
Costa Rica, con su legado de democracia y paz, tiene la oportunidad de demostrar que un pueblo educado y consciente nunca se cansa de luchar por su libertad.
Al mantener viva esta lucha, se reafirma el compromiso con el presente y se asegura un futuro en el cual la libertad, conquistada y reconquistada, sea inquebrantable.
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Gerardo Ávalos Rodríguez es catedrático de la Universidad de Costa Rica.