El conocimiento aplicado por muchos trabajadores en su vida laboral ya no proviene necesariamente de la educación formal, sino también de instructivos provistos en la Internet, la cual aporta gratuitamente muchísimos recursos educativos que permiten a las personas desempeñarse mejor en sus respectivos trabajos.
La educación verdadera se ha convertido en un ejercicio por medio del cual se comparte información. Una mejor sociedad será aquella que distribuya su conocimiento entre sus miembros, por lo cual la educación pública deberá acoplar su actividad al aula abierta, aquella no restringida por las paredes.
¿Acaso se observa que el sistema educativo haya generado ciudadanos de pensamiento crítico, capaces de pensar en los demás y no solo en sí mismos? En una sociedad posmoderna, donde toda una variedad de vicios morales corrompe la estabilidad social y el sentido de vida, el sistema educativo, además de formar para la sobrevivencia laboral, debe asegurar el bien común por encima del bien individual.
La educación posmoderna se ha fundamentado desde paradigmas que sobrevaloran la inteligencia por encima de cualquier otra cualidad humana. Existen personas inteligentes con una alta formación académica que no tienen empacho en dilapidar los dineros de un pueblo, con tal de brindarse a sí mismos muchísimos placeres y lujos.
Importancia de los valores. El conocimiento científico, la formación artística y otras muchas destrezas que puedan formarse mediante la educación formal pierden sentido si el ser humano carece de valores. El Estado, además de asegurar mediante la educación pública que la población civil posea las habilidades generales que permitan el desarrollo tecnológico y la producción eficiente, debe enseñar que el trabajo es una actividad humana enriquecedora y dadora de sentido a la capacidad creativa que cada individuo posee.
Cuando las leyes enseñan que el trabajo es un derecho, mas no un deber, se impulsan directamente todo tipo de actividades delictivas que consideran repugnante el trabajo honesto y el esfuerzo personal.
La educación posmoderna magnifica la competencia y el individualismo. El propósito del estudiante no es aprender, sino aprobar los muchos cursos que pueblan su plan de estudios, con el fin único de obtener un certificado académico que en poco le ayudará cuando los sistemas de selección de personal determinen que no cuenta con el perfil mínimo que necesita la industria.
Ideas falsas. Existe todo un modelamiento social, a través de la música, el cine, las series televisivas y la publicidad, que implanta ideas falsas en la población de forma que se valore más el bien personal que el comunitario.
No son estas las ideas de la Ley Fundamental de Educación, por la cual el ciudadano que el Estado pretendía formar sería un patriota, un ser responsable de sus propios actos, así como alguien que se solidarizara con el dolor humano.
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Las tradiciones cristianas enunciadas por el artículo tercero de la ley quedan en el olvido ante el empuje del adoctrinamiento ideológico sutil impuesto por la educación posmoderna y los medios de comunicación de masas.
¿Quién se preocupa por el pobre, por el enfermo, por el huérfano o el anciano? Si la realidad se restringe al presente y no existe sentido de trascendencia que brinde significado a la vida humana como algo creado con un propósito, entonces la educación posmoderna moldeará una sociedad en la cual todo será trivialidad, la vida será el ahora y todo redundará en la acumulación de dinero y de aquellos efervescentes placeres que inundan las ciudades con los cadáveres de la droga.
El autor es asesor de matemáticas del MEP.